Cuando lo hizo, la mujer sufría de depresión debido al aspecto de su nariz, que modificó mediante una cirugía plástica y terminó con las fosas nasales enormes, informó Daily Mail.

Además, se conoció que Ozhigova, antes de quitarse la vida, le contó a una amiga, mediante redes sociales, cómo la intervención había afectado su vida:

No puedo sonreír. Ahora mis fosas nasales son tan grandes como las de un cerdo, y se han ido separando”.

Mi sonrisa se convirtió en un ceño fruncido, porque él (cirujano) me removió unos músculos sobre mi labio y cambió algo”.

Mi esposo me hace ‘oink’ (sonido relacionado al cerdo) cuando me ve”.

También tengo problemas con mis expresiones faciales. Él (mi marido) dice que fue estúpido haberme operado”.

No puedo aceptar la idea de que me veré así por siempre”.

Su matrimonio acabó después de que se operó la nariz y, según su amiga, a ella le preocupaba que su exesposo ganara la custodia de su hijo y los separara.

Asimismo, indicó que Ozhigova había intentado suicidarse una vez y requería “apoyo emocional”.

El Comité de Investigación Nacional manifestó que la mujer “dejó una nota en la que explicaba sus razones personales (del suicidio). El documento decía: “Quería felicidad, amabilidad y paz para Gleb, pero él está creciendo con rabia”.

De acuerdo con el periódico local Komsomolskaya Pravda, los cadáveres estaban cerca uno del otro en el momento en que las autoridades los encontraron, afirmó el medio.

Las autoridades indagan el caso, mientras que la expareja de la víctima y sus familiares no han querido pronunciarse al respecto.

Nota: la versión inicial de este texto aseguraba que la mujer se había suicidado y luego matado al niño. Sin embargo, el error fue corregido en una actualización.

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