Este empresario nació en Toledo, Ohio, y se trasladó a Los Ángeles en la década de los 90 (para huir de una infancia llena de abusos sexuales), donde trabajaba en su propio negocio de venta de carros de lujo a clientes de alto perfil, señala RT.

Durante esa época consumía regularmente marihuana, vendió éxtasis y ketamina e incluso probó la heroína, a la que inmediatamente se volvió adicto y le hizo perder todo lo que tenía. Quedó vagabundo, estaba demacrado, absorbido y con úlceras, indica Daily Mail.

Como si fuera poco, en 2001 estuvo cerca de morir por una sobredosis en una fiesta en Malibú, California. Asimismo, estuvo en prisión durante dos años, relató Rafati para The New York Times.

Cuando salió de la cárcel se dedicó a mantenerse sobrio y recuperarse. Así que en 2007 abrió un centro de rehabilitación, Riviera Recovery Center, en Malibú.

Allí comenzó su negocio de jugos orgánicos, los cuales se los vendía a los pacientes y personal. Incluso, gente externa iba a comprar las deliciosas preparaciones.

Luego de ver el auge y la demanda de sus jugos, en 2011 abrió el primer local de SunLife Organics, como se llama su cotizada compañía, que actualmente cuenta con seis locales en Los Ángeles y que rápidamente se ha convertido en una de las preferidas de los amantes de los zumos naturales, llevando a Rafati en un exitoso y millonario empresario, como él cuenta en su libro ‘I forgot to die’ (Me olvidé de morir).

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