Las iglesias están ubicadas muy cerca del lugar en el que cayeron las Torres Gemelas del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001 por el ataque terrorista de Al Qaeda. De manera que han presenciado algunos de los capítulos más oscuros de la historia de Estados Unidos, dice Northwest Arkansas Online.

Marc Pacheco, un turista que llegó al lugar la semana pasada, después de la instalación de los dispositivos, aseguró  que la decisión de ponerlos es un signo de estos tiempos, y dijo que aunque es triste que haya que tenerlos, afirma que “probablemente es necesario”.

Patti Walsh, portavoz de la Iglesia de la Trinidad, dijo que no hay una amenaza inminente a ninguno de los dos templos que optaron por poner los detectores. Sin embargo, matizó:

“Aunque nos entristece implementar estas medidas, los tiempos es los que vivimos necesitan esta acción”.

Por su parte, el reverendo Phillip Jackson, vicario de la Iglesia de la Trinidad, dijo que los detectores de metal, que ya llevan algunas semanas funcionando, estarán allí “hasta que este mundo se convierta en un lugar más seguro”.

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La decisión, a pesar de que ha causado revuelo, no es nueva en la ciudad. La Catedral de San Patricio usa los detectores en algunos actos religiosos específicos, y se contempló su instalación permanente en 2002, luego de que un hombre se disparó en la cabeza en la casa parroquial.

Por la decisión tomada, en un comentario jocoso el New York Post dice que si Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro de Estados Unidos y uno de los padres fundadores del país, tuviera que entrar a la iglesia en la que hoy está enterrado, tendría que dejar sus armas afuera.

Ahora quienes quieren visitar la tumba de Hamilton -en la Trinidad- o el lugar en el que George Washington, primer presidente de Estados Unidos, rezó después de posesionarse en el cargo -en la capilla-, deben hacer una fila antes de entrar a las iglesias, donde los vigilantes confirman que las armas no entrarán a la casa de Dios.