El joven migrante no tenía el dinero suficiente para comprar el tiquete de tren que necesitaba, así que decidió trasladarse desde la ciudad de Rizhao, en la costa oriental china, hasta Qiqihar, donde estaba su familia, a más de 1.000 millas (1.600 kilómetros) de distancia, informa Independent.

El hombre empezó el camino hacia el sur, y cuando estaba en la provincia de Anhui, unos agentes de tránsito se extrañaron al verlo sobre una autopista que no puede ser usada por ciclistas, añade BBC. Entonces les dijo que no sabía leer mapas y señales, y que había confiado en las instrucciones que le dieron personas del camino, pero todas ellas resultaron estar mal.

Debido a la escasez en la que estaba, el trabajador errante tuvo que refugiarse en cafés internet a lo largo del viaje, que fue emprendido en medio de uno de los inviernos más fuertes que han golpeado a China en muchos años, precisa Telegraph.

Para fortuna de él, los agentes de policía y los empleados de un peaje local le ayudaron a comprar un pasaje para que pudiera irse a su casa antes de la llegada del año nuevo chino, que es este sábado, y que es la celebración cultural más importante del gigante oriental.

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