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Lela Beltrão, de 38 años, desconfió: el vehículo tenía la placa roja* y el letrero luminoso con la palabra ‘TAXI’ en el techo, pero la matrícula correspondía con la anunciada por la aplicación, narra Folha de São Paulo.

Lela cuenta que el servicio fue bueno y que el conductor desconectó el taxímetro e hizo el cobro a través de la aplicación, como cualquier Uber.

“Cuestionado por ella, el conductor dijo que estaba haciendo una prueba para ver cuál era la manera más ventajosa de trabajar”, detalla el diario.

Esta práctica es ilegal y altamente peligrosa:

  • Cuenta con el rechazo manifiesto del gremio de los taxistas, algunos de los cuáles han agredido a conductores de Uber.
  • Está prohibida por Uber, que procede a la desvinculación inmediata del conductor: un taxi no puede trabajar con Uber.
  • Va contra las leyes federales que regulan el servicio de transporte de pasajeros, por lo que la Secretaría Municipal de Transportes puede revocar el permiso de trabajo y la licencia de conducción.

Taxistas encuestados por Folha explican que este fenómeno se puede presentar por la necesidad de algunos de ganar dinero extra, o el interés en evitar los fuertes cobros diarios de las ‘flotas’ (compañías de taxis).

*En Brasil, el rojo es el color obligatorio de las placas de los vehículos de transporte remunerado, tanto de carga como de pasajeros, informa el Portal do Trânsito.

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