Ricky Gray de 39 años cumplió su condena en el Centro Correccional Greensville Virginia, Estados Unidos. Fue declarado muerto a las 9:42 de la noche del miércoles, tras haber recibido vía intravenosa una mezcla de fármacos que lo sedaron a medida que su respiración y corazón se detuvieron, confirmó Daily Mail.

El hombre que entró a la cámara de ejecución sin muestras de arrepentimiento o angustia respondió “nope” cuando los guardias de la prisión le preguntaron si tenía alguna palabra final.

Gray fue asesinado 11 años después de haber cometido el crimen. El 31 de diciembre de 2006 el hombre ingresó en compañía de su sobrino, Ray Dandridge, a la casa de la familia Harvey que se preparaba para recibir el año nuevo, los ataron en el sotano, y Ricky les cortó la garganta y golpeó sus cabezas con un martillo.

Después del asesinato robaron un computador, un anillo de bodas y una caja de galletas, antes de incendiar la vivienda.

Esta es la primera ejecución con inyección letal que se realiza en Virginia, pues la eficacia de la sedación aún es desconocida ya que en otros casos el tiempo estimado se ha extendido hasta por dos horas, evidenciando que los condenados pasan por mucho sufrimiento antes de morir.

Por esta razón los abogados de Gray pidieron a la Corte Suprema de los Estados Unidos que se replanteara la ejecución con el fármaco, diciendo que incluso un pelotón de fusilamiento sería más humano.

También manifestaron que el hombre había sido “un prisionero ejemplar y demostrado que seguiría viviendo pacíficamente tras las rejas si se concedía una conmutación”, pues según ellos, Gray actuó bajo el efecto de drogas que habría usado durante muchos años en busca de olvidar el abuso sexual cuando era un niño por parte de su hermano mayor.

Asimismo que se mostraba arrepentido por sus actos, ya que no encontraba como expresar lo que sentía

Lamento que tuvieran que ser víctimas de mi desesperación”

LO ÚLTIMO