Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Andrea Castillo   Jul 26, 2023 - 11:50 am
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Esta es la historia del padre Darío Escobar, un colombiano que se fue al Líbano a vivir en completo aislamiento del mundo. Escobar es uno de los pocos ermitaños que quedan en el mundo.

“Uno aquí nunca se siente solo, siempre ocupado y contento”, expresa el padre luego de 24 años viviendo como ermitaño.

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El padre vive en el llamado Valle Santo o Valle de Cadilla, un cañón del norte del Líbano. En este Valle se encuentran monasterios y edificios cristianos con miles de años de historia. El monasterio de Qozhaya es uno de los lugares donde Escobar vivió durante 21 años y ahora vive en una ermita distinta a sus 88 años de edad

El ermitaño tiene 14 horas de oración, 3 de trabajo, dos de estudio y cinco para dormir y comen una sola vez al día sin carne.

“El ermitaño es una persona entregada a la oración y al trabajo. Oración por todas las necesidades, por los enfermos. El Líbano es la tierra de los ermitaños”, cuenta Escobar en una entrevista con el español Segio Unanue a través de su canal de YouTube, Los Viajes de Walliver.

¿Qué se necesita para ser ermitaño?

Para ser ermitaño hay ciertas reglas, explica Escobar: tener más de 40 años, tener una salud óptima, ser un monje ejemplar y debe haber estado durante 10 años en un monasterio después de los votos solemnes.

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El padre también contó por qué decidió irse a vivir en soledad en el Líbano. Además, relata que hacía terapias maritales en Miami hasta que un día se cansó de tener tanto trabajo.

Según él, un día Dios le dijo: “Quítese de la vida activa y vaya a la vida contemplativa”.

En ese instante, un monje proveniente del Líbano entró para hablar con él y se acercó al párroco. Entonces Escobar aprovechó la oportunidad para consultarle sobre cómo llevar una vida contemplativa. Así, el monje lo invitó a la orden de ermitaños, donde ahora lleva 24 años.

“Aquí no hay noción del mundo, No hay ni teléfono, ni radio o televisión. Las noticias que sé es porque la gente me las cuenta” describe Escobar sobre su vida como ermitaño.

A pesar de vivir en soledad, recibe visitas de feligreses buscando milagros. Además, cuenta que ha experimentado situaciones extrañas como ataques diabólicos, ruidos e incluso se ha salvado de la muerte.

“Cuando uno baja hay un abismo profundo hasta el valle. Yo caí y me detuve antes de bajar al abismo milagrosamente. Yo sentí algo blando y ahí todo es piedra. El trabajador que venía conmigo dijo: ‘el diablo no quiere que usted sea ermitaño’. Esa fue una caída de la que milagrosamente no morí”, explicó el padre Escobar.

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