Las escenas metaleras, al ser tan diversas, comprenden muchos roles que las mujeres artistas están desempeñando de la mejor manera. En esta nueva entrega, a través del increíble trabajo de una brillante ilustradora colombiana de metal, abordamos este mundo del diseño de portadas, esa interesante faceta estética que también tiene un lugar importante cuando de hablar de metal se trata.

Metal to the Bone les presenta una enriquecedora conversación con Luisa Agudelo, una mujer oriunda de Medellín, Colombia, cuyo talento está plasmado en muchas de las carátulas de los trabajos de bandas de metal y rock de Colombia y el mundo; explorando también su trazado para ‘flyers’ de giras y compilados.

Ella compartió con el blog la historia acerca de su formación académica y su arribo al mundo del metal por medio de la ilustración, los grupos con los que ha trabajado, sus influencias, un interesante punto de vista respecto de las mujeres músicas en los géneros del metal y el punk, lo que se viene en su carrera artística y mucho más.

Empecemos por tu formación como ilustradora, tu formación académica y todo ese camino que te ha llevado a tu trabajo hoy vinculado con el metal.

Yo estudié Diseño de Modas, no tuve ninguna relación con el dibujo. Estudié eso porque mi familia estaba insegura de que pudiera vivir de “dibujitos” o que uno pudiera ganar plata con eso, entonces fue lo más cercano a lo que pude ingresar sin que me dijeran algo. Ahí aprendí el tema de conceptualización y es una de las cosas que más le agradezco al Diseño de Modas. Lo que yo hago son netamente ilustraciones y diseños. Me gradué de la Escuela Arturo Tejada Cano que tiene sede en Bogotá y aquí en Medellín.

A mí siempre me gusto dibujar, pero no había encontrado un estilo. Era muy difícil al principio porque ni a mí me gustaban mis dibujos. Me gustaba dibujar, pero no me gustaba lo que hacía. Cuando ya empecé con lo de ilustrar, fue muy difícil porque salí de la universidad y fueron cuatro años en el limbo, en los que no sabía qué hacer con mi vida.

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Me fui a “mochilear” a Estados Unidos, ahorré un año en un ‘call center’ y con esa plata me fui 6 meses. En ese tiempo acepté muchos trabajos: pintando casas, cuidando niños, en peluquería, de cajera, de mesera, paleando nieve, etc.

Devuelta a Colombia busqué la forma de juntarme con gente emprendedora y así conocí a Fausto, el que organiza el festival Jaguar Fest. Nos hicimos buenos amigos. Él me dijo que quería hacer la segunda versión del Jaguar Fest y ahí empecé a familiarizarme más con el metal.

Este fue uno de los pasos para meterme de lleno en este género musical. Fue muy bacano conocer a esos músicos, haciendo lo que les gustaba y lo que yo más quería en este mundo era tener una pasión como la de ellos por la música, porque en ese momento yo no la tenía. A fin de año entré en un ambiente de depresión pensando que no era capaz, no hay peor sentimiento que sentirse inútil. Mis amigos me ayudaron bastante.

¿Cómo llega a darse esa conexión de tu expresión artística con el metal?

Para enero de 2019 me escribe una vieja amiga que tiene una marca de ropa, me pidió que le hiciera tres ilustraciones para camisetas y esa era la señal que estaba buscando (risas). Para el lanzamiento de la colección, las camisetas con los dibujos que hice fue lo que más se vendió.

Le mostré mis dibujos a Fausto y me dijo: “¿Por qué no haces una ilustración para la gira de Retrosatan?”. Esa gira no se hizo, pero la ilustración sí y fue la primera de metal que hice, para la banda Retrosatan. La publiqué y luego los pedidos no paraban de llegar y así fue como empezó todo.

¿Bandas nacionales con las que hayas trabajado?

Con Steelbreath, Bloodlust, T Machines de Medellín, Hellbreaker, Diamond Chazer, Snowblind, con una banda de surf rock llamada Surfídrico. También he trabajado para compilados con Jaguar Records, por ejemplo con el tape Voice of the Cult donde diseñé todo.

Para Headbangers Zone he diseñado dos portadas. Es una muy buena causa. Cuando le hice la primera ilustración a Eddie, de Headbangers Zone, fue para su emisora. Luego, él empezó con la iniciativa de sacar compilados para ayudar a fundaciones, todos los ingresos de la venta de los compilados se irían para donaciones. En este nuevo compilado también todo lo recibido será donado para una fundación. También están otros clientes, pero ya son del exterior; y otras bandas nacionales, pero todavía no se puede decir nada.

Portada de Sexecution – Into the Nightmare

Portada de Steelbreath – Narcisista Existencia

Ya que mencionas clientes del exterior, ¿con qué bandas internacionales has trabajado?

Con Candlemass, Nightprowler, Witchtower y Raptore de España, Chaos Century de Canadá, Demonslaught de China, Kryptos de India, Enforcer de Suecia, Aberración y Acero Letal de Chile, Ancestor de México, Carnation de Bélgica, Toxikull de Portugal.

He apelado mucho a este mundo de las redes sociales porque antes era muy difícil darse a conocer afuera. Si uno utiliza bien esas herramientas, puedes tratar de conseguir cosas afuera.

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Portada del próximo material que lanzará Filosa (Argentina)

Portada de Derrumbando Defensas – Sistema Criminal (Chile)

¿Al principio comenzaste como colaboración o siempre hubo un pago por lo trabajado?

La primera ilustración que vendí fue por 100 mil pesos, por nada (risas). Obviamente porque necesitaba darme a conocer y así demostrarle a la gente que mi trabajo puede valer. Es difícil empezar cobrando lo debido porque nadie te conoce. Al principio fue muy frustrante porque las cuentas no daban y eran muchas horas y días dedicados a trabajar en eso.

¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Qué técnicas propias de tu área artística usas para tus ilustraciones?

Me gusta mucho cuando las bandas saben muy bien lo que quieren, porque facilita todo. Me gusta experimentar bastante y tengo muchos referentes que muchas veces no tienen que ver con el metal.

Referentes que hacen ilustraciones para cosas hippies o de electrónica, yo sigo todo eso porque las ideas pueden surgir de las partes más inesperadas. También me gusta que mis trabajos tengan un sentir, por ejemplo cuando trabajé con Witchtower de España, la temática era muy clara: las brujas del País Vasco, entonces investigué todo lo relacionado con el tema y cogí varias cosas de la historia para hacer el diseño.

Investigo y relacionó varios referentes para llevarlo a las ilustraciones. Lo mismo con los colores. Cuando empecé a ilustrar, aquí en Colombia y en Suramérica, las bandas no salían del color negro, blanco y rojo. Si tú miras las bandas de Europa, hace rato estaban sacando ‘merch’ diseñada, no era la típica carátula cuadrada sino que se empezaron a diseñar otras cosas porque las bandas también se mantienen de eso, de buscar la forma de recaudar dinero extra para la banda, y ahí también entra el tema de incorporar más colores como el morado o rosado, y yo pensé en traer esa idea aquí a Colombia para hacer algo diferente. Esa fue la idea de mi proyecto.

Para un diseño que le hice a Diamond Chazer, utilicé azulito cielo y varias bandas me escribieron que querían algo parecido, pero cuando yo les diseñaba eso preguntaban: “¿Eso no se ve muy gay?”. Si no les pareció gay cuando se lo vieron a Diamond Chazer, ¿por qué les va a parecer gay cuando se los hago a ustedes? (risas). Es muy irónico, porque si te pones a ver en los inicios del metal los diseños de carátulas, e incluso de tapes, de Morbid Angel, Sepulltura, Motörhead, etc., estaban diseñados con piel de cobra o leopardo, entonces no sé en qué momento se volvieron tan selectivos con la imagen. ¿Rob Halford de dónde sacó los taches y el cuero que es tan característico del metal hoy en día? Entonces una de las ideas de mi proyecto fue sacar del molde del negro, blanco y rojo mis trabajos con el metal.

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Sobre cambios frente a la estética dentro del metal, ¿qué nos puedes contar?

El metal siempre ha tenido mucho que ofrecer gráficamente, desde evocar sentimientos, historias épicas, depresión y existencialismo hasta temáticas contestatarias, y hoy, más que en años anteriores, se está viendo esa necesidad de experimentar en este sentido, saliéndose un poco del molde y no solo en cuanto a la parte gráfica, sino también musicalmente.

¿Quiénes son tus influencias para la elaboración de tus ilustraciones?

El ilustrador que siempre tengo presente es Virgil Finlay porque mezcla el puntillismo y las líneas que utiliza Gustav Doré para poder hacer sus diseños, a mí me gusta mucho mezclar y el lado de la ciencia ficción. Gustav Doré es un referente irrefutable, es el maestro de maestros y siempre lo tengo presente, mi estilo no va mucho con él, pero mi técnica tal vez sí entonces por eso lo tengo presente.

Hay otros más modernos como Richey Beckett, pero mencionaría estos porque son los más afines con la técnica que manejo. Estoy tratando de hacer una experimentación para mezclar el estilo en tinta con las películas de serie B de ciencia ficción. Estoy en ese proceso de irlo acoplando a lo que quiero llegar a ser como ilustradora.

¿Cómo te ha ido con el tema del plagio, te han copiado trabajos?

Con la marca a la que le trabajo, una vez le diseñé una camiseta, y otra marca la copió descaradamente. Por redes sociales nos pudimos dar cuenta de eso porque la gente empezó a avisarnos. Se confrontó a la marca, se les dijo que yo como ilustradora la había hecho y les tocó bajarlo del stock. Ha sido lo único, que yo me haya enterado (risas).

¿Conoces a otras ilustradoras de metal en Colombia? ¿Por qué crees que exista tan poca participación de mujeres en esta parte de la ilustración dentro del metal?

Yo no sé si hay otras chicas en este tema, si las hay no las conozco y espero conocerlas, porque hasta el día de hoy no me he dado cuenta de otra chica. Hay muchas trabajando afuera, en el extranjero sí conozco un montón, trato con ellas y hablamos; pero aquí en Colombia no he conocido. Una vez me mencionaron a una chica llamada Laura, pero ella es tatuadora, no es ilustradora.

Afuera sí hay unas ilustradoras muy talentosas con las que he hablado y hemos compartido. Hay en Argentina, Estados Unidos, Suecia e Indonesia. Ahora, la mayoría en este oficio sí son hombres en todo el mundo.

¿Por qué crees que se da esa disparidad?

No sé cómo habrá sido la experiencia con mis amigas afuera, pero en mi caso, en Colombia, fue un poco difícil porque hay que aceptar que sí hay machismo. En todo, no solo en el metal. El país es machista en muchos ámbitos. Es muy difícil para una mujer no tener acoso laboral, siempre lo vas a tener. Cuando estaba empezando (no voy a mencionar su nombre), una persona me ofreció trabajar con él si teníamos sexo. Yo tenía que estar escuchando ese tipo de propuestas todo el tiempo. Es algo que puede desanimar al principio a una mujer. A los hombres no les pasa eso.

Para mí fue muy difícil posicionarme y creer en mí porque cuando la gente empieza así con uno, piensas si quieren tu trabajo es por tu talento o porque eres mujer. Eso empieza a dañarle la mente a uno y necesité ayuda de mis amigos para tratar de salir de ese lugar en donde esos comentarios me tenían. Fue cuestión de creer en mí para sacar el proyecto adelante.

Yo arranqué en 2019 y fue difícil porque no sabía cómo cobrar, había cosas del dibujo que tenía que mejorar y que todavía tengo que mejorar porque este es un oficio en el que uno nunca termina de aprender. Los trabajos no eran tan seguidos. Además de trabajar con la marca, tenía que trabajar en otras cosas. La plata que me llegaba era toda para invertirla en el computador para mis diseños. El año pasado ya empecé a tener más volumen de trabajo, mejores experiencias y más contactos.

¿Cómo te ha ido con la difusión de tu trabajo por redes sociales?

Yo no pago por publicidad. La mejor publicidad es publicar tu trabajo y que las bandas y los amigos empiecen a compartirlo, lo que hace que lleguen más personas. El trabajo que le hice a Diamond Chazer fue lo que me consiguió lo de Candlemass. Es algo muy orgánico. Cuando hago mis trabajos, le meto todo el amor, sea la banda que sea. Cuando la gente va a tu perfil y ve que todo está bien hecho, de calidad, de una te van a seguir.

Lo malo de ahora es que en Instagram casi que te obligan a que todo el día tienes que estar publicando, de lo contrario te bajan visibilidad. Tienes que estar pensando qué contenido vas a poner, pero uno no tiene dibujos para todos los días, esto no es un tema de ‘selfies’. De igual forma, Instagram es como lo mejor para darse uno a conocer.

¿Cuánto tiempo te puede llevar la realización de un diseño?

Es relativo. Hay ilustraciones que las he hecho en un día como hay otras que me toman un mes o una semana, depende de lo que me pidan. También depende de la inspiración que uno tenga. Por ejemplo el primer dibujo para Headbangers Zone lo hice en dos días, un día dibujando y otro pintando (medio día pintándolo), porque estaba súper inspirada. Todo fluyó para ese trabajo. Ahora, hay otras ilustraciones como las hechas a una banda new wave de Bélgica donde fueron cinco intentos en los que no me gustaba como iba y me demoré casi tres semanas en terminarlo.

¿Qué puedes contarnos acerca de tu primer acercamiento con el metal?

Mi primer acercamiento fue por ‘Los chicos perdidos’, una película de vampiros donde todos eran súper ochenteros con sus chaquetas. Pero ya en forma escuchando metal fue saliendo del bachillerato, por la influencia de amigos. A mí siempre me gustó más el punk, pero el metal llegó luego, saliendo del bachillerato. Me gusta mucho el doom, me encanta el heavy metal, el thrash también me gusta porque es muy cercano al punk con el “tupa tupa” y el black thrash también me gusta mucho.

¿Cómo ves la participación de las mujeres dentro de estos dos géneros que te gustan, el punk y el metal?

En el punk hay demasiadas mujeres. Lo que más me gustó del punk siempre es que fue muy incluyente. “Todo el mundo es bienvenido” es una premisa de los punkeros, nada de homofobia, nada de racismo, nada de sexismo. Sus letras sueltan toda esa rabia respecto a esas injusticias. Las mujeres en el punk tienen mucha visibilidad, sea como ilustradoras, músicas, etc.

En el metal no hay una gran cantidad de mujeres como las que uno ve en el punk, pero las hay y son muy buenas. Por ejemplo está Nervosa que se separó y quedaron dos bandas, una de ellas (Crypta) logró un contrato con un sello muy importante y no falta el comentario: “con ese culo a quien no le dan eso”. Entonces, ¿por ser mujer no puede uno conseguir las cosas honestamente? Eso pasa demasiado en el metal, pero en el punk no. La gente queer es bien aceptada en el punk, los apoyan; en el metal eso no pasa, son selectivos. La única persona homosexual respetable en el metal al parecer es Rob Halford.

Hay mujeres muy talentosas en el metal, siempre han estado, pero apenas se están empezando a visibilizar. En el heavy metal conozco tres bandas relevantes que tengan chicas, por lo menos del metal clásico. También he visto nuevos proyectos de bandas de chicas, por ejemplo en Medellín hay una que se llama Torva. Hay mucha guitarrista talentosa, por ejemplo Sonia de Crypta y Cobra Spell, es talentosa y digna de mucho respeto, aunque no falta la persona que la morbosea.

También esta premisa del metal, cuando las mujeres quieren ingresar, que supuestamente lo hacen para conseguir manes (el tema de las ‘groupies’). A mí también me puede gustar la música. Cuando uno va a un concierto, preguntan sobre bandas para “medirnos el aceite”, como si uno no supiera lo que está hablando.

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¿Qué podemos esperar de la continuidad de tu trabajo artístico, nuevas ilustraciones?

Para Enforcer diseñé otras portadas, no sé si vayan a salir. Lo mismo para el trabajo con Carnation, no sé cuándo salga. Está en camino un trabajo para una banda de los Llanos, Hellfire. Para Hellion de Medellín también hay material esperando salir. Para Raptore de España va a salir una de las ilustraciones más trabajadas que haya hecho. También voy a empezar mi proyecto personal porque todos los trabajos que ves en Instagram son hechos para alguien más, entonces estaré lanzando mi primera ilustración sobre Inés de Castro, la reina cadáver, que es una de mis historias favoritas.