Ahora, Samsung hace cuentas sobre cuánto le representará el problema de la explosión de la batería de sus teléfonos. Según Reuters, la factura que tendría que asumir sería superior a los 17.000 millones de dólares.

El costo no solo estaría representado en el freno de la fabricación del terminal, sino también en que se deje de vender el modelo en las tiendas. La compañía ahora está a la espera de que las autoridades en Estados Unidos definan si el dispositivo no es apto y, por ende, se prohíba su venta en este y en otros países del mundo, es decir, se retirarían cerca de 19 millones de unidades del mercado.

A la cifra mencionada se sumarían los gastos logísticos y de gestión de stock que tendrá que asumir el gigante de Corea del Sur. Sin embargo, dice Gizmodo, la preocupación más grande que tiene la compañía es la de que este escándalo termine dañando su imagen por largo plazo y, de esta forma, las pérdidas se tengan que cuantificar a futuro.

Un golpe fuerte en bolsa

Muestra del impacto económico que tuvo la decisión de parar la fabricación del Note 7 es que las acciones de la compañía cayeron un 8 % este martes.

Al cierre de la negociación en el país asiático el precio de los títulos del gigante tecnológico surcoreano se desplomaron hasta los 1,545 millones de wones (1.241 euros/ 1.379,4 dólares), frente a los 1,68 millones de wones (1.348,5 euros/ 1.500 dólares) en los que cerró el lunes en el parque local.

El gigante surcoreano de la electrónica anunció hoy la suspensión de las ventas del Galaxy Note 7 en todo el mundo mientras trabaja con las autoridades reguladoras para solucionar la situación.

La empresa instó además a los propietarios de los terminales, tanto originales como reemplazados, a que los apaguen y no los usen.

Samsung, valor de referencia del mercado bursátil local, detuvo recientemente la producción de su nueva “phablet” de alta gama tras informarse de incendios en dispositivos distribuidos para sustituir a su vez a modelos afectados por una avería de este tipo.

El conglomerado surcoreano comenzó a vender el teléfono el pasado 19 de agosto, pero a principios de septiembre anunció una retirada sin precedentes tras informarse de más de una treintena de casos de igniciones en algunos terminales en diversos países.

A la llamada a revisión le siguió a mediados de septiembre la entrega de reemplazos que, no obstante, varios medios han informado que han sufrido incendios en Corea del Sur, Estados Unidos o Taiwán, lo que ha llevado a la compañía a pedir a operadoras y minoristas de todo el mundo a que cesen las ventas y reemplazos.

Con EFE.

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