Por: Sebastián Arcila
Esta nueva etapa productiva para ellos hace parte del programa ‘Zasca Renacer’, desarrollado por el Ministerio de Justicia, el Ministerio de Comercio, el Inpec, Innpulsa Colombia, entre otros agentes que iniciaron la estrategia de resocialización en 3 centros penitenciarios del país y que pronto se extenderá a 18 más.
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La iniciativa tiene como objetivo ayudar a los presos a reducir su pena, también a producir ingresos y contar con la posibilidad de un empleo, una vez cumplan con sus respectivos tiempos de condena. Para ello han abierto centros de reindustrialización.
La apertura del primero se dio en compañía del ministro de Comercio, Germán Umaña, quien resaltó la importancia de los salarios justos para los reclusos una vez se concreten alianzas comerciales con grandes empresas del país.
“Nosotros diseñamos un programa en el que las compras públicas se van a hacer a través de Colombia Compra Eficiente. Se harán con los centros de reindustrialización que manejamos. Además, estamos trabajando con muchos grupos de empresarios, quienes en sus programas de responsabilidad social deben contar con condiciones dignas en salarios y seguridad social”, expresó en diálogo con Pulzo.
Y es que de hecho los proyectos de resocialización no son nuevos en el país. En este caso, ‘Zasca Renacer’ desarrollará durante 10 meses 3 ejes fundamentales: desarrollo productivo y empresarial, desarrollo del ser y desarrollo comunitario en distintos sectores productivos.
Algunos de ellos son confección, agroindustria y artesanías; sin embargo, como lo nombró el recluso Yeison Vallejo “están con todo el compromiso de que este proyecto sea todo un éxito para que no solo sean 10 meses”.
“Empoderarnos”, esa es la palabra con la que Andrea Mendoza, una mujer trans, define el proyecto que la beneficiará a ella y a otras 1.680 personas de cara a la resocialización que la dará una segunda oportunidad como diseñadora de modas, una vez salga de la cárcel Coiba Picaleña.
Además, Pulzo también tuvo la oportunidad de estar en el mencionado centro de reclusión que queda en Ibagué, Tolima, donde personas como Nubia Cárdenas, una mujer privada de la libertad, encontró en la confección de ropa una manera de alivianar el peso del encierro.
@pulzocolombia Ahora 1.680 presos podrán trabajar y ser empleados por grandes empresas del país a través de un proyecto de reindustrialización y resocialización. #resocialización #Picaleña #Ibagué #fyp ♬ Calm LoFi song(882353) – S_R
Nubia, condenada a 42 años de prisión, se levanta todos los días contenta porque sabe que irá a trabajar con su máquina de coser que la acompaña desde hace 9 años. Se maquilla, se peina y espera a que las guardias lleguen por ella para llevarla a la planta de producción donde confecciona uniformes para privados de otras cárceles del país.
“Todos los días vengo así, arreglada como si trabajara en una empresa, como si estuviera en la calle. No porque uno tuvo un error, entonces no puede ser mejor persona el día de mañana y por eso me capacito, me siento orgullosa y mis hijos también, porque antes no sabía hacer nada”, nos contó Nubia mientras le ponía ojales a uno de los uniformes.
Ella se consagra en su nuevo trabajo porque “da la oportunidad de resignificar su valor como persona y le muestra que las nueva oportunidades existen”, como dijo Henry Canizales, otro privado de la libertad que actualmente está en otra cárcel del Tolima.
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