Según El Espectador, el referí responde al nombre de Raúl Mariño. Él era el encargado de dirigir la final de la cuarta división del fútbol charrúa entre Boca Juniors y Conventos.

El colegiado trastabilló durante casi todo el juego, lo que demostró que se encontraba en pésimas condiciones. Además, tomó decisiones bastante polémicas con las que el público asistente no estuvo de acuerdo. Sacó una tarjeta roja dudosa e hizo repetir un penalti que le permitió a Conventos igualar el partido.

Fue denunciado de agredir a un menor, teniendo en cuenta que el partido lo disputaron jóvenes entre los 17 y 18 años. Los asistentes al escenario deportivo llamaron a la policía, quienes finalmente se encargaron de detener a Mariño.

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