El experimento no funcionó. José Pékerman hizo 10 cambios para enfrentar a los ‘ticos’ y, cuando todo parecía que pasaría líder a los cuartos, perdió y deberá enfrentar al primero del Grupo B, que en este momento es Brasil.

No funcionó como sí pasó en el Mundial, cuando en el tercer partido del grupo también enfrentó a Japón con otros titulares, pero no tantos. Esa vez cambió a siete jugadores.

Periodistas como Iván Mejía, Óscar Rentería, Hugo Illera y el mismo Javier Hernández Bonnet, que siempre es mesurado al opinar de la Selección, usaron la palabra sobrades para describir lo que pasó.

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Iván Mejía advirtió que le molesta “el acto de sobrades, de arrogancia. Minimizamos a Costa Rica. Mostramos poco respeto por el adversario”.

“La camisa de Colombia es muy inmensa como para que se la ponga cualquiera”, dijo Rentería. Y es que hubo jugadores que se mostraron muy inseguros, el ambiente los superó, pero no es algo de edad.

El experimentado Róbinson Zapata parecía un novato y “a estas alturas no debería sentir temor de nada”, le reclamó Hugo Illera. En la defensa las cosas fueron iguales, sobre todo en el sector derecho, donde Stefan Medina y Felipe Aguilar no pudieron parar a Venegas.

La falta de un volante neto de creación hizo ver a una Colombia frenética, sin reposo en la mitad de cancha, con transiciones veloces que poco control del juego le dieron. Quizá la única cosa buena que deja este partido es la confirmación de que Carlos Sánchez está entero, pues se comió la cancha como en sus mejores épocas.

Ahora hay que pensar en el rival del próximo viernes en New Jersey, donde jugará contra, probablemente, Brasil. “Habrá que bailar con la más fea”, dice el dicho. Todo por culpa de un experimento que no salió.

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