Y es que aunque las llantas de los aviones se vean similares a los de los carros y motos, no están diseñadas de la misma manera, pues las de los aeronaves están hechos para soportar cambios bruscos, ya que pasan de estar en reposo a moverse a 200 kilómetros por hora, explica Iberia.
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Asimismo, deben resistir cambios fuertes de temperatura y contar con el calibre perfecto para no poner en riesgo a los ocupantes del avión.
Cómo inflan las llantas de los aviones
Contrariamente a la creencia popular, no se utilizan bombas de aire convencionales como las que se encuentran en las estaciones de servicio. En su lugar, se emplea nitrógeno, un gas inerte que ofrece una serie de ventajas sobre el aire comprimido.
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El nitrógeno es preferido por los técnicos de mantenimiento de aviones debido a su estabilidad y consistencia. A diferencia del aire, que contiene una variedad de gases y humedad que podría hacer que las llantas exploten, de acuerdo con la aerolínea, el nitrógeno es seco y no reacciona fácilmente con otros materiales.
Además, el nitrógeno tiende a mantener una presión más constante a lo largo del tiempo, lo que significa que los neumáticos inflados con este gas requieren menos ajustes frecuentes de presión. Esto es especialmente importante en condiciones extremas de temperatura y altitud, donde la presión de las llantas puede fluctuar considerablemente.
¿Cuántas llantas tienen los aviones?
Depende del modelo del avión, pues algunos pueden tener 6, dice la revista Motor, mientras que otros pueden llevar 14 o incluso 32, aunque no es común, agrega la empresa española.
Lo cierto es que estos neumáticos son hechos con más de 200 materiales para resistir las casi 300 toneladas que puede pesar la aeronave.
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