La yuca: el tesoro milenario que conquistó el mundo y hoy desafía al cambio climático y la gastronomía
El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
Visitar sitioDescubre cómo la yuca, un alimento milenario y versátil, podría revolucionar tu dieta y la seguridad alimentaria global.
La yuca, cuyo nombre científico es Manihot esculenta, ha jugado un papel crucial en la historia agrícola de América y en la consolidación de la seguridad alimentaria internacional. Su origen se sitúa en la cuenca del Amazonas, principalmente en áreas actuales de Brasil y Paraguay. Datos arqueológicos reportados por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences señalan que su domesticación podría alcanzar los 10.000 años de antigüedad. A lo largo de los siglos, este tubérculo se expandió a lo largo de Sudamérica y Centroamérica, mucho antes de la llegada de los colonizadores europeos, convirtiéndose en un pilar nutricional para varias culturas precolombinas.
En la actualidad, la yuca se sitúa como el sexto cultivo más relevante a nivel mundial según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con una producción anual que rebasa los 300 millones de toneladas. Los mayores productores incluyen a Nigeria, Tailandia e Indonesia. No obstante, este tubérculo continúa siendo poco conocido en mercados de países desarrollados, donde mantiene un estatus de alimento exótico o poco común. Esta realidad contrasta con sus propiedades: alto valor energético, ausencia de gluten y adaptabilidad a suelos de baja fertilidad, según informa la FAO en su reporte de 2022.
La pluralidad de denominaciones de la yuca —manioca, casabe, guacamota, entre otras— evidencia su profunda integración cultural y la variedad de formas en que pueblos de América, África y Asia la incorporan en su dieta. El International Institute of Tropical Agriculture (IITA) indica que puede aportar hasta un 30% de las calorías diarias en ciertas comunidades. El aprovechamiento culinario abarca métodos tradicionales como hervido y fritura, además de la transformación en harina, almidón y tapioca, demostrando su versatilidad alimentaria.
Un ejemplo de la innovación gastronómica inspirada en la yuca es la receta que integra yuca cocida, aceite de oliva y queso parmesano en croquetas horneadas al aire. Más allá de este plato puntual, investigaciones científicas, incluidas publicaciones en Food Chemistry, han resaltado la presencia de compuestos bioactivos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, situando a la yuca como un alimento con potenciales aportes para la salud.
El cultivo de yuca, además, despierta interés en términos de sostenibilidad; el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) resalta su capacidad de soportar condiciones climáticas adversas, convirtiéndola en una alternativa estratégica ante desafíos derivados del cambio climático. Sin embargo, el procesamiento inadecuado de la yuca puede acarrear riesgos, ya que ciertas variedades contienen compuestos cianogénicos venenosos que deben ser neutralizados mediante técnicas tradicionales de cocción y fermentación.
De cara al futuro, la yuca enfrenta tanto retos como oportunidades. Proyectos de mejoramiento genético liderados por el IITA buscan incrementar su rendimiento agrícola y propiedades nutritivas. La expansión hacia productos procesados libres de gluten y opciones para biocombustibles abren espectros económicos prometedores. Pese a esto, la yuca sigue relegada por la poca valorización en los mercados globales y la falta de inversión en innovación e investigación. La gastronomía contemporánea, inspirada en recetas como la mencionada anteriormente, puede ser clave para que la yuca alcance un mayor reconocimiento internacional.
En síntesis, la yuca representa mucho más que un alimento ancestral; es símbolo de resiliencia, diversidad y un puente entre prácticas tradicionales y la innovación alimentaria global. Su reconocimiento creciente podría impulsar la seguridad alimentaria y promover la biodiversidad cultural y culinaria.
¿Por qué ciertas variedades de yuca pueden ser tóxicas?
Algunas variedades de yuca contienen glucósidos cianogénicos, compuestos que pueden liberar cianuro cuando se procesan o consumen de manera inadecuada. Este tipo de yuca, denominada “amarga”, requiere métodos de preparación tradicionales, como el remojo, la molienda y la cocción prolongada, para eliminar los compuestos tóxicos. Según informes del CIAT y estudios citados en el artículo, la correcta preparación resulta fundamental para garantizar la seguridad alimentaria en las comunidades que la consumen.
La relevancia de esta pregunta radica en la necesidad de preservar y enseñar las técnicas culturales que han permitido a las poblaciones aprovechar la yuca de manera segura por generaciones. Dada la expansión global de este cultivo, comprender los riesgos asociados con un mal procesamiento es esencial para su introducción segura en nuevas regiones y su consumo por públicos no familiarizados con estas prácticas.
¿Qué es la tapioca y cómo se obtiene a partir de la yuca?
La tapioca es un subproducto alimenticio originado a partir del almidón extraído de la yuca. Este proceso incluye pelar, rallar y prensar la raíz de yuca para separar el almidón, que posteriormente se seca y granula en pequeñas perlas blancas. Estos gránulos, una vez cocidos, adquieren una textura gelatinosa y neutra, siendo ampliamente utilizados en postres, sopas y bebidas.
El interés en la tapioca está vinculado a la creciente búsqueda de opciones sin gluten y al resurgimiento de ingredientes tradicionales en la cocina contemporánea. Además, su fácil digestión y versatilidad han posibilitado su adopción en cocinas de diversas partes del mundo, lo que refuerza la capacidad adaptativa y el potencial culinario global de la yuca.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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