¿Adicción o conexión? Así impactan los videojuegos en los jóvenes y por qué los varones son más vulnerables

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Videojuegos: ¿ocio inocente o riesgo social? Descubre cómo impactan realmente en los jóvenes hoy.

Los videojuegos han emergido como una presencia central en la vida cotidiana de los jóvenes, especialmente entre los varones, quienes dedican un promedio de 10 horas semanales a esta actividad, de acuerdo con la American Time Use Survey y diferentes encuestas nacionales. Este interés creciente va más allá del componente tecnológico, pues responde a profundas necesidades psicológicas típicas de la adolescencia, tales como la búsqueda de competencia, autonomía y relaciones sociales significativas, aspectos fundamentales para el desarrollo integral, según reportes analizados por El Espectador y centros de investigación como la Universidad de Carolina del Norte.

La creciente popularidad de los videojuegos, sin embargo, despierta debates importantes en el seno familiar y educativo. Muchos padres y educadores temen que el tiempo invertido en los mundos digitales reduzca la participación de los jóvenes en actividades físicas y encuentros sociales presenciales, lo cual podría afectar habilidades sociales y responsabilidades diarias. Susan Donohoe, docente de primaria, ha constatado que sus estudiantes a menudo prefieren juegos virtuales como Minecraft o Fortnite antes que actividades al aire libre, lo que puede traducirse en riesgos para su desarrollo.

Frente a estas preocupaciones, voces científicas como la de Annie Maheux, de la Universidad de Carolina del Norte, sugieren que los videojuegos también abren espacios genuinos de socialización. Para muchos adolescentes que experimentan dificultades en la interacción cara a cara, estos entornos digitales posibilitan nuevas formas de construir amistades y pertenencia. Así, los videojuegos actúan como un doble filo en el proceso de socialización moderna.

La dimensión económica y tecnológica de este fenómeno es igualmente relevante. La transición en la década de 2010 hacia títulos gratuitos con opciones de compras internas, conocidas como "free-to-play", transformó la interacción y los modelos de negocio, incrementando mecanismos que incentivan a los jugadores a permanecer conectados. Investigadores como Zach Rausch, de la Universidad de Nueva York, han advertido que los adolescentes son particularmente vulnerables frente a estos estímulos y a la posibilidad de desarrollar conductas adictivas, contexto en el cual existe evidencia médica –aportada por Marc Potenza, de la Universidad de Yale– de mayor predisposición a la adicción en varones, dada la respuesta cerebral a los sistemas de recompensa presentes en muchos de estos juegos.

La pandemia de COVID-19 intensificó el tiempo que los jóvenes dedican a los videojuegos, funcionando como vía para mitigar la sensación de aislamiento y el estrés. En 2022, jóvenes varones de 15 a 24 años aumentaron a 13 horas semanales su uso de videojuegos, cifra casi duplicada frente a etapas previas a la emergencia sanitaria. Aunque el Laboratorio de Bienestar Digital del Boston Children’s Hospital reconoce el valor de estos espacios para quienes sufren soledad, también advierte que no sustituyen las habilidades de interacción que se desarrollan en la vida presencial y podrían, eventualmente, profundizar el aislamiento.

Las organizaciones vinculadas a la industria, como la Asociación de Software de Entretenimiento, consideran que la supervisión parental tiene un rol importante pero limitado, y recomiendan que las propias empresas tecnológicas adopten regulaciones internas que limiten las características adictivas y riesgos potenciales para los menores. Expertos como Bennett Sippel advierten que la responsabilidad de controlar el acceso y uso de videojuegos no puede recaer únicamente en las familias cuando los productos están cuidadosamente diseñados para retener a sus usuarios.

En conclusión, los videojuegos representan una realidad ambivalente: al mismo tiempo que ofrecen oportunidades de conexión social y desarrollo cognitivo, también introducen riesgos ligados a la adicción y el debilitamiento del desarrollo social presencial, especialmente entre los varones adolescentes. El consenso entre educadores, científicos y expertos en tecnología es que este desafío precisa un enfoque conjunto que vincule investigación psicológica, regulaciones del sector y estrategias educativas para lograr un equilibrio entre sus ventajas y desafíos.

¿Por qué los varones son más vulnerables a la adicción a los videojuegos? La tendencia marcada de mayor adicción a los videojuegos en varones se fundamenta en estudios realizados por expertos como Marc Potenza, de la Universidad de Yale, quien sostiene que los mecanismos de recompensa presentes en estos juegos activan con mayor intensidad áreas cerebrales asociadas al placer en los varones, en comparación con las mujeres. Este hallazgo es relevante porque invita a reflexionar sobre la necesidad de diseñar políticas de prevención y campañas de información dirigidas particularmente a este segmento de la población.

El conocimiento de estas diferencias permite que tanto investigadores como familias y desarrolladores de videojuegos entiendan mejor los riesgos particulares que enfrentan los varones adolescentes. Así, la prevención y la intervención pueden focalizarse mejor, considerando la naturaleza de las respuestas cognitivas y emocionales que experimentan durante el juego.

¿Qué significa el término "free-to-play" en los videojuegos? El modelo "free-to-play", o gratuito para jugar, se refiere a videojuegos que pueden descargarse y jugarse sin costo inicial, pero que ofrecen la posibilidad de realizar compras dentro de la plataforma, tales como accesorios, ventajas especiales o acceso a contenidos exclusivos. Este sistema ha ganado gran popularidad desde la década de 2010 y ha transformado los hábitos de consumo y permanencia en los videojuegos, alentando que los usuarios permanezcan más tiempo activos y gasten dinero regularmente en el juego.

Comprender este término es crucial para analizar los patrones de conducta y los riesgos asociados a los videojuegos en jóvenes. Según expertos citados en los reportes internacionales y nacionales, el modelo free-to-play ha generado preocupación por su potencial para fomentar comportamientos compulsivos, especialmente en usuarios jóvenes, al incorporar recompensas y actualizaciones constantes que incentivan la continuidad del juego y las micropagos frecuentes.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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