Viaje sin contratiempos: así funciona el nuevo pico y placa en la vía Manizales-Murillo hasta marzo de 2026

En el corredor vial entre Manizales y Murillo, en el departamento del Tolima, se mantiene una regulación especial para el volumen vehicular, conocida como “pico y placa”. Esta medida, según la Circular No. 1954 del 25 de octubre de 2024 emitida por la Administración Departamental, ha sido adoptada en los últimos meses con el objetivo de gestionar de forma más eficiente el flujo de visitantes en una zona turística y ambientalmente frágil. La restricción implica un calendario de acceso alternado según el último dígito de la placa, aplicable incluso en los puentes festivos.

El calendario autorizado determina que los vehículos con placas pares e impares alternan su circulación durante los diferentes días del trimestre, incluyendo algunas jornadas en las que solo ciertos dígitos podrán acceder, especialmente en fines de semana con puente festivo donde se restringe el acceso a apenas tres dígitos que rotan consecutivamente. La dinámica no presenta variaciones respecto a meses anteriores, lo que permite que los visitantes habituales ya estén familiarizados con la estrategia de control vehicular en la zona de influencia.

El director de Tránsito del Tolima, Miguel Bermúdez, ha subrayado que la implementación de la medida obedece al cumplimiento de lo ordenado por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Ibagué. Además, Bermúdez agradeció a los conductores por anticipar la planificación de sus viajes y cumplir con lo establecido en la normativa, enfatizando que tal compromiso es esencial para preservar el entorno a lo largo de este importante corredor vial.

El esquema de pico y placa inicia en el sector de La Esperanza, en Manizales, y se extiende hasta Murillo, Tolima. No obstante, la jurisdicción de Caldas concluye en el sector del Cerro Gualí, donde la regulación entra plenamente en la competencia de las autoridades del Tolima. Para el periodo comprendido entre enero y marzo de 2026, el cronograma especifica los días y dígitos habilitados para circular, detallando con precisión las excepciones correspondientes, incluyendo vehículos de cuerpos de seguridad, empresas de servicios públicos, transporte de alimentos no pesado, servicios médicos, vehículos oficiales y diplomáticos, así como transportes turísticos y residentes locales con la certificación respectiva.

La sanción para quienes incumplan la restricción es clara: una multa de $522.900 y la inmovilización del vehículo, de acuerdo con lo dispuesto en la circular oficial. Cuando se trata de residentes y trabajadores de la zona, la normativa les exige tramitar un certificado de vecindad o laboral ante las oficinas del municipio o en la Oficina de Tránsito Departamental de Villamaría, lo que permite una flexibilidad puntual para quienes dependen de la movilidad diaria en este trayecto.

La Concesionaria Alternativas Viales recomienda a los visitantes acatar medidas ambientales adicionales: respetar límites de velocidad, estacionar únicamente en las zonas demarcadas, ingresar al parque nacional solo por los accesos autorizados y evitar arrojar basura o afectar la infraestructura ambiental, procurando la mejor conservación de uno de los paisajes más emblemáticos de la región. Estas orientaciones buscan asegurar la protección del entorno mientras se facilita la movilidad de quienes visitan o transitan la ruta Manizales-Murillo bajo el esquema de pico y placa.

¿Por qué se aplica el pico y placa en zonas turísticas y ambientales?

La pregunta cobra sentido al considerar los retos que enfrentan las autoridades en corredores viales que atraviesan territorios turísticos y ecológicamente sensibles. En estos espacios, el control vehicular puede ser una herramienta para mitigar el impacto ambiental y proteger ecosistemas vulnerables, especialmente en temporadas de alta afluencia de visitantes.

Según lo reseñado por autoridades locales en la circular departamental, la intención de estructurar el calendario de pico y placa para la vía Manizales-Murillo es lograr un balance entre el desarrollo turístico y la conservación ambiental, favoreciendo una circulación ordenada y menos invasiva. Además, la regulación pretende reducir las presiones sobre los recursos naturales y la infraestructura, garantizando así tanto la seguridad vial como la sostenibilidad del entorno.