El legado invisible: así transformó el curador del MAC la vida artística y cultural de Manizales

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El legado del curador del MAC transformó el arte en Manizales y dejó huella en la vida cultural local.

El fallecimiento del curador del Museo de Arte de Caldas (MAC) el 18 de octubre marcó el final de una época significativa para la vida cultural de Manizales. Durante veinticinco años, este hombre dedicó sus días a dotar de significado y coherencia las exposiciones que acogía el teatro Los Fundadores. No solo montaba obras, sino que las analizaba, debatía y buscaba generar un diálogo constante con el público, según lo recuerdan sus colegas y allegados, tal como reseña el medio local LA PATRIA.

El legado de este curador va mucho más allá de la disposición física de las obras en las salas; su vocación se manifestó en la manera meticulosa con la que meditaba cada exposición, procurando que hubiese una conversación entre la obra y el espectador. Su comunicación era preferentemente escrita, caracterizada por una caligrafía distinguida que se volvió una extensión de su personalidad reflexiva y detallista.

La llegada del curador a Manizales en 1985, año de la tragedia de Armero, coincidió también con el inicio de un nuevo ciclo para la expresión artística local. Su labor docente en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, así como sus proyectos culturales, reforzaron su vínculo con la ciudad. Según Elvira Escobar de Restrepo, presidenta ejecutiva de la Junta Directiva del MAC, la visión del curador permitió ampliar la oferta cultural de la ciudad, posibilitando la presentación de exposiciones de artistas tanto locales como internacionales.

El MAC mismo fue resultado de su perseverancia, sueño que compartió con Gabriel Barreneche Ramos. Este museo surgió oficialmente en 2001 y, desde entonces, se transformó en un pilar para el arte contemporáneo de la región. Como director y curador, asumió su rol con una mezcla de rigor intelectual y ética profesional. Era conocido por su franqueza y su exigencia, pero también por su respeto hacia los artistas y su vocación de enseñanza continua, como recordó Catalina Gómez, colaboradora cercana.

Sin embargo, su historia no se reduce a los muros del museo. Su compañera de vida, Diomar Zapata, lo describió como una persona ética y solidaria, alguien incapaz de tolerar la injusticia y siempre dispuesto a brindar apoyo. Tras el nacimiento de su hija Sofía, su conocida severidad encontró un contrapeso en una ternura inesperada que reveló facetas íntimas de su personalidad, reafirmando su humanidad dentro y fuera del ámbito artístico.

Hoy, la ausencia del curador se percibe en cada rincón del MAC. No obstante, su espíritu permanece arraigado en la memoria colectiva del museo, en las exposiciones que llevó adelante y en los artistas que acompañó en su crecimiento. Los miembros de la institución coinciden en que su mayor herencia no radica únicamente en las obras expuestas, sino en su habilidad para inspirar a las personas a mirar, pensar y sentir el arte desde una perspectiva más profunda.

En el silencio que ahora habita el museo, sus enseñanzas y principios siguen vivos. Para él, lo verdadero y valioso nunca ha sido aquello que se puede poseer, sino la sensibilidad, la ética y la belleza que se comparten y se transmiten de generación en generación.

¿Por qué es relevante el papel del curador en un museo de arte?

El curador desempeña una función clave al seleccionar, organizar y contextualizar las obras que se exhiben en un museo. Su trabajo no solo consiste en la disposición física de las piezas, sino en la construcción de un relato que permita al público comprender, dialogar y reflexionar sobre el arte presentado. Esta labor influye en la manera en que la comunidad percibe y valora el patrimonio artístico local y global.

De acuerdo con lo expuesto en el artículo de LA PATRIA, el impacto del curador va más allá de la sala de exposición: implica la formación de nuevos públicos, el acompañamiento a artistas y la promoción de la ética y la sensibilidad artística. Sin el criterio y la visión del curador, el museo perdería cohesión y su poder de influencia en el tejido social se vería reducido considerablemente.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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