Estrés postraumático se convirtió en pesadilla para las familias sobrevivientes al COVID-19

Usualmente 1 de cada 5 de los pacientes más graves del COVID-19 que requieren hospitalización necesita atención en cuidados intensivos.

Esta instancia de servicio ha salvado miles de vidas porque aumenta la posibilidad de sobrevivir al virus. Sin embargo, puede provocar riesgo de sufrir secuelas físicas, cognitivas y psiquiátricas.

Un estudio ahora revela que estas secuelas psiquiátricas no solo se presentan entre los sobrevivientes del virus sino también entre los familiares, que experimentan una alta carga psicológica que incluye trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión.

COVID-19: cómo estrés postraumático afectó a familiares de recuperados

El estudio publicado por JAMA Network pretendía determinar la asociación entre la hospitalización de pacientes COVID-19 en UCI con el riesgo de síntomas de estrés postraumático en los familiares de los sobrevivientes. Para eso compararon estos efectos en los familiares de sobrevivientes por otras causas.

Hasta ahora, había pocos estudios y datos sobre las secuelas que deja el paso por UCI en los miembros de las familias de estos pacientes.

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Fue así como en este estudio de cohorte prospectivo realizado en 23 unidades de cuidados intensivos (UCI) en Francia se inscribieron sobrevivientes y miembros de la familia (1 miembro de la familia por paciente), con lo que alcanzaron una muestra de 517 familiares que efectivamente tuvieron síntomas relacionados con trastorno de estrés postraumático a los 90 días después del alta de la UCI de su familiar.

Cabe resaltar que el seguimiento de los participantes fue de enero de 2020 a junio de 2020 con seguimiento final en octubre de 2020.

El estudio determinó que el trastorno de estrés postraumático fue significativamente más común (35 por ciento) en los familiares de pacientes con covid-19 en comparación con el grupo de otras causas (19 por ciento).

Ansiedad y depresión en familiares de recuperados por COVID-19

Los resultados secundarios evidenciaron también síntomas de ansiedad y depresión de los miembros de la familia a los mismos 90 días.

Lo anterior se puede explicar, primero, por las visitas familiares restringidas o prohibidas que pueden haber creado perturbaciones en la vida de los pacientes y familiares, dice el estudio.

En segundo lugar, porque cuando las visitas fueron posibles, el equipo de protección personal creó barreras para la comunicación efectiva entre los miembros de la familia y sus seres queridos.

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Tercero, porque los miembros de la familia experimentaron menos contactos con los médicos, lo que podría afectar la comunicación y la confianza.

En cuarto lugar, porque los sobrevivientes de cuidados intensivos de COVID-19 representaron una carga de cuidado sustancial para las familias, agravada por factores sociales relacionados con la pandemia, como la inseguridad financiera, el distanciamiento social o el riesgo de pérdida de empleo.

Finalmente, el estudio mostró que el apoyo social percibido durante la estancia en la UCI fue un factor importante asociado con los resultados familiares.

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