La verdad detrás de la venta de limonadas que dos jóvenes viralizaron en Barranquilla

Una estrategia de ‘marketing’ que impacte y se traduzca en mayores ventas para la compañía es la búsqueda de cualquier empresario o microempresario que tiene como objetivo incrementar las ganancias de su negocio.

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En ocasiones, muchos emprendedores de negocios recurren a planes encaminados a mejorar el producto y su presentación en el mercado de bienes y servicios; sin embargo, en otras este termina siendo relegado para explotar al máximo, incluso, al creador de la marca o dueño del almacén, local o venta callejera.

Este es el caso de Shirley Vanessa y su amiga, dos jóvenes que venden vaso de limonada a 1.000 pesos en el barrio Simón Bolívar de Barranquilla, exactamente en la carrera 4A con calle 19, para pagar sus estudios y suplir otros gastos personales y los de su familia.

El secreto de su éxito se ha basado, más allá de la necesidad de muchos de refrescarse por la incesante ola de calor que golpea no solo a la capital atlanticense, sino al resto de la región Caribe y otras zonas del país, en la belleza que ambas poseen, un atributo que atrae a sus clientes a querer comprarles la bebida refrescante que venden.

Cómo surgió la idea de vender limonada en una esquina del sur de Barranquilla

Shirley Vanessa reveló que la idea de negocio no surgió de la nada, sino que su madre vendió limonada en ese sitio por cerca de 5 años, hasta que consiguió otro trabajo y a su hija se le prendió el bombillo.

“Gracias a Dios a ella le salió empleo y me lo cedió a mí para que quedara en manos de la familia”, dijo Shirley Vanessa en entrevista con un ‘influencer’ barranquillero.

El furor que ha tenido su emprendimiento las ha motivado a seguir preparando más limonadas y no descartan montar un negocio de comidas rápidas debido a su éxito rotundo. 

“De este negocio dependen muchas personas, entre ellas mi hijo, quien es mi adoración y como dice un dicho que uno por ellos hace lo que sea. También mi amiga que ha estado conmigo desde el colegio”, expresó una de las jóvenes emprendedoras que afirman que ningún trabajo es deshonra.