“Soy profesor en una escuela de negocios, y probablemente debí saber que se requería alguna clase de permiso. Pero esta era una niña de 5 años vendiendo limonada, no exactamente una amenaza pública”, dijo el padre, Andre Spicer, en un comunicado publicado por el diario británico The Telegraph.

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De acuerdo con el relato del periódico británico, funcionarios del consejo local aparecieron en el puesto de limonada y le dijeron, mientras prendían sus cámaras adheridas al cuerpo: “Disculpe” y luego le leyeron una larga declaración legal, en el que especificaban que ella (la niña) no tenía permiso de comercio, y que sería multada con 150 libras. “No te preocupes, si pagas inmediatamente solo serán 90 libras”, le dijo el funcionario.

Las reacciones adversas no se hicieron esperar, invocando incluso la libertad de empresa y la defensa de las mujeres empresarias.

“Esto habría sido un escándalo si hubiera pasado en Estados Unidos. Los americanos no aceptan que el espíritu de la libre empresa sea estrangulado en alguien tan joven”, le dijo a Spicer un amigo.

Según The Washington Post, ante la avalancha de críticas, la multa fue revocada por el consejo con esta declaración:

“Sentimos mucho que esto haya pasado. Esperamos que nuestros funcionarios muestren sentido común y usen su poder sensiblemente. Esto claramente no fue así. La multa será cancelada inmediatamente y hemos contactado al señor Spicer y su hija para pedirles disculpas”.

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