Así quedó el tarjetón electoral 2026: así se definió el orden de los partidos y por qué importa

El Centro de Convenciones Ágora Bogotá sirvió como escenario para un acto determinante en la organización de las elecciones legislativas del próximo año en Colombia: el sorteo para definir la ubicación que tendrán los logos de partidos políticos, movimientos, coaliciones y grupos ciudadanos en las tarjetas electorales correspondientes al Senado de la República y la Cámara de Representantes. La actividad, guiada por la Registraduría Nacional, buscó asegurar un proceso transparente y equitativo en un aspecto clave de los comicios, pues la posición en el tarjetón puede influir en la percepción de los electores sobre las distintas opciones políticas.

El diseño del tarjetón no fue producto del azar ni únicamente de la valoración técnica; según información de la Registraduría, se contó con la participación de ciudadanos cuyas edades iban desde los 19 hasta los 80 años. Ellos evaluaron distintas propuestas para que la tarjeta electoral final fuese clara y sencilla, favoreciendo así una votación informada, con menos posibilidades de error al marcar la preferencia. Esta metodología participativa apunta a fortalecer la confianza en el sistema electoral, priorizando la comprensión y la organización para quienes acuden a las urnas.

Hernán Penagos, registrador nacional del Estado Civil, recalcó el carácter evaluativo del proceso. En sus propias palabras, se procuró "que fuera lo más entendible, organizada e intuitiva posible", subrayando que, para estas elecciones, el tarjetón no incluye fotografías de los candidatos. Esta característica singular aumenta la importancia del reconocimiento visual de símbolos, colores y logos de cada agrupación, reforzando la necesidad de un diseño intuitivo que ayude al votante a localizar fácilmente su preferencia política.

La relevancia institucional del evento fue reflejada en la presencia de observadores y representantes de organismos internacionales y nacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de los Estados Americanos (MAPP/OEA), la Misión de Observación Electoral (MOE), el Ministerio del Interior y el Consejo Nacional Electoral (CNE). Además, participaron delegados de los principales partidos políticos y órganos de control, dando garantías de pluralismo y vigilancia en cada etapa del proceso.

En cuanto a la configuración final del tarjetón, el listado revela que el Partido de La U ocupará la primera posición, seguido por la Coalición Fuerza Ciudadana y el Partido Centro Democrático, entre otros. El tarjetón, a doble columna y dotado de elementos de seguridad tanto en el anverso como en el reverso, incluye un listado en azul reservado en la parte posterior, donde también figuran las diferentes organizaciones participantes, de acuerdo con la información suministrada por la Registraduría Nacional.

Este diseño, acompañado de medidas técnicas de seguridad, responde a la necesidad de transparencia y resguardo de la voluntad ciudadana, elementos que se convierten en prioridad en todo proceso electoral. Así, se busca que la sociedad colombiana cuente con instrumentos claros y confiables para expresar sus decisiones políticas en las elecciones legislativas de 2026.

¿Por qué es importante el orden de los logos en el tarjetón electoral?

El orden en el que aparecen los logos de partidos y movimientos en el tarjetón puede influir en la decisión de algunos electores, especialmente aquellos que no tienen una preferencia política bien definida. La posición privilegiada suele atraer la atención de los votantes y facilitar la identificación del partido o movimiento, tal como lo han reconocido en diversas reformas y procesos de evaluación en países con sistemas similares.

En el caso colombiano, la transparencia del sorteo y el diseño participativo del tarjetón buscan minimizar posibles ventajas, promoviendo garantías de igualdad y objetividad durante la jornada electoral. Por ello, la discusión sobre el orden de los logos no es solo una cuestión de logística, sino que involucra principios democráticos y la legitimidad misma de la representación política.