Sale a la luz cómo fue el hallazgo de Michel Dayana; asesino metió su cuerpo en canecas

En plena celebración de velitas en 2023, Colombia se conmocionó con el vil asesinato de la pequeña Michel Dayana, a manos de un vigilante de un taller de latonería identificado como Harold Echeverry, quien fue condenado a 47 años de prisión. 

(Vea también: Hipótesis de por qué al confeso feminicida de Michel Dayana no le imputaron abuso)

Aunque han pasado más de 6 meses del caso, en el programa ‘El rastro’, de Caracol Televisión, se dieron más detalles del asesinato, los cuales concuerdan o son incluso peores a la confesión del homicidio que hizo Echeverry ante la Fiscalía.

En primer lugar, en el citado programa se dijo que las autoridades descartaron que la menor hubiera caído a caños cercanos en medio de las fiestas navideñas de ese momento. Además, hicieron seguimiento a las cámaras, pero no se logró saber qué pasó con Michel Dayana tras haber salido de su casa a hacer un mandado. 

Pedro Felipe Cuenca, dueño del taller de latonería, fue clave para desenmascarar el caso. El día del hallazgo, Echeverry llegó a su lugar de trabajo golpeado y, al ser cuestionado, respondió que se había caído; sin embargo, el propietario notó que varios carros estaban golpeados, por lo que llamó a las autoridades y allí se encontraron con la macabra escena, de acuerdo con el informe periodístico. 

Qué pasó con el cuerpo asesinado de Michel Dayana

En el lugar había un cadáver desmembrado, una cabeza cercenada y hasta órganos escondidos en canecas de pintura, lo que conmocionó incluso al propio personal de criminalística. 

“Notamos olores bastantes fuertes, revisamos esa parte de las escaleras y se veían materiales de pintura, lijas y canecas que abrimos. El primer balde que sacamos de este sitio arrojó un hallazgo macabro y traumático. Observamos la cabeza de la niña, totalmente llena de pintura dentro de una bolsa negra”, mencionó en la entrevista subintendente del CTI Néstor Tamayo.

Sin embargo, lo peor fue lo que encontraron en una de las canecas, según el escalofriante relato de Tamayo: “Sacamos otro balde de ese mismo sitio y vemos ya los órganos, su sistema digestivo, corazón, pulmoncitos, hígado, que igualmente estaban llenos de pintura”.