Recluso apareció calcinado en su celda y hecho despierta dudas; había ganado caso al Inpec

La muerte de Carlos Eduardo Scott Montalvo, un recluso de 34 años conocido como ‘Jopito’, en la cárcel de San Sebastián de Ternera (Cartagena), ha provocado una profunda controversia y serias dudas entre sus familiares y allegados. Hallado calcinado en su celda, las autoridades penitenciarias han sugerido que él tomó una fatal decisión sobre su vida, una afirmación que su familia rechaza vehementemente, sospechando un homicidio.

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Según la versión de la dirección de la cárcel, el deceso de Scott Montalvo habría sido un atentado contra su vida por inmolación, supuestamente después de haber solicitado aislamiento voluntario y de padecer problemas psiquiátricos.

Sin embargo, los allegados de ‘Jopito’ niegan rotundamente tener conocimiento de cualquier historial de salud mental o de intentos previos de quitarse la vida. “El mismo director habló con mi persona y dijo que él se había intentado matar quemándose, que estaba aislado, que había pedido el aislamiento por escrito y que era paciente psiquiátrico. No nos consta esto, no teníamos ningún conocimiento”, relató un familiar.

Las circunstancias en las que fue encontrado el cuerpo de Carlos Eduardo Scott Montalvo alimentan las sospechas de su familia. Grabaciones tomadas desde el interior del centro penitenciario, a las que tuvieron acceso, muestran que el cuerpo no presentaba quemaduras en su totalidad.

Específicamente, su cabeza y sus partes internas no estaban quemadas, e incluso su ropa se encontraba “en perfecto estado”. Esto lleva a sus allegados a especular que el fuego fue “direccionado de forma puntual”, posiblemente aplicado con una “pistola de presión, de calor” apuntando a su cara y pecho.

Un factor crucial que intensifica las dudas de la familia es que el recluso había ganado recientemente una importante demanda contra el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec).

Esta demanda se había aprobado a su favor por un intento de homicidio ocurrido dentro de las mismas instalaciones, donde Carlos Eduardo presuntamente había sido arrojado desde un tercer piso por un funcionario del penitenciario.

“Ahí también están las evidencias de todo el proceso que él entabló en contra del Inpec y que les ganó. Esto también parece que incomodaba mucho más a los funcionarios”, afirmó un conocido. Además, Scott Montalvo había comentado a los subalternos que, una vez en libertad, los contrademandaría por los perjuicios sufridos.

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La noticia de su trágico fallecimiento llegó a la familia a través de otro recluso, lo que, sumado a las extrañas circunstancias, refuerza su convicción de que no se trató de un atentado contra su vida. Su tía, Julia Montalvo, subrayó que aproximadamente 15 días antes de su muerte, había hablado con él y lo encontró “contento” y “alegre”, lo que desvirtuaría cualquier intención de quitarse la vida. La familia de Carlos Eduardo Scott Montalvo exige ahora a las autoridades una investigación exhaustiva y justicia, clamando: “Él no se mató, a mi sobrino lo mataron”.