El Carmen de Atrato: el pueblo chocoano donde las jóvenes buscan hablar sobre la menstruación

Nación
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Muchos padres, madres y maestros consideran que el ciclo menstrual es un "tema sucio" y que, si lo abordan, las niñas y mujeres se van a embarazar “por curiosidad''. Un proyecto impulsado por jóvenes busca cambiar esta situación.

Menstruación sin tabú es una propuesta que busca brindar información a las mujeres y niñas de El Carmen de Atrato (Chocó), en principio, sobre el ciclo menstrual. El proyecto nació en Quibdó en 2021 y fue idea de varias jóvenes, entre ellas Rosy Chaverra Pacheco, líder estudiantil quibdoseña. En El Carmen de Atrato lo encabeza Valeria Muñoz Gallego.

La iniciativa, por ahora, contempla cinco fases: una apertura, un proceso de investigación, varios talleres, foros y charlas de sensibilización e información, la recolección de apoyos y ayudas y finalmente la entrega de kits (con productos ecológicos) a mujeres del municipio. Busca, además, incluir a hombres (que entendiendo la naturaleza de la menstruación pueden acompañar y evitar comentarios despectivos) y mujeres, niños y niñas de todas las edades y en todos los lugares de El Carmen.

En El Carmen empezó porque a Valeria, de 22 años, la mueve la defensa de los jóvenes y la gestión de sus problemáticas, y porque considera que “los jóvenes tenemos todas las capacidades para hacer muchas cosas, así seamos pequeños, porque la gente siempre nos ve como los chiquitos, como los que no saben, como los que deben estar con el papá de la mamá”. Además, esta joven que trabaja ayudando a sus padres a vender los productos de la panadería familiar y sueña con ser sexóloga, observó con preocupación que del periodo menstrual no se hablaba.

Los detalles de la iniciativa

Qué está pasando en El Carmen de Atrato

Desde que empezó a trabajar en la iniciativa, Valeria logró identificar que “no es fácil hablar del tema. En el Carmen tanto hombres como mujeres huyen cuando uno les menciona la palabra menstruación, porque todavía no aceptan que esto es algo natural”.

Esto tiene que ver con la educación que reciben. En los talleres fue evidente que la información que brindan las instituciones educativas sobre este y otros temas relacionados con la sexualidad es muy incipiente. “En mi institución teníamos maestras que nos explicaban el tema, pero sacaban a los hombres para poder hablar con las mujeres, dizque porque los hombres no se debían entrenar. Según las docentes ese era un tema sucio y que a los hombres no les interesaba mucho”, cuenta una joven carmeleña.

Valeria, por su parte, se ha encontrado de frente con algunos tabúes. “Muchas personas me han dicho que no se dan clases de educación sexual en los colegios porque existe la posibilidad de que las niñas se embaracen por curiosidad. Para mí esto es falso, en la investigación que he realizado frente al tema, me he dado cuenta que hay lugares en donde se habla de sexualidad de manera más abierta y los embarazos a temprana edad disminuyen, porque los jóvenes saben cómo protegerse, saben a qué lugares pueden asistir en donde haya personas o profesionales que les puedan ayudar”, cuenta.

Las instituciones educativas, por mandato de la Ley General de Educación (Ley 115 de 1994) deben contar con cátedras de educación para la sexualidad en las que se haga especial énfasis en el respeto a la dignidad y a los derechos del menor. Sin embargo, esto no pasa en los planteles. Y en las casas, menos.

Ella plantea su propio ejemplo: “mis papás me dijeron: pasa esto y lo otro con su cuerpo, esto va a pasar en algún momento, te va a llegar el período, vas a tener relaciones y el asunto funciona así. Para mí fue muy importante que mis padres me explicaran todo esto. Frente al tema se plantea además la importancia de que los padres se involucren en estos temas y hablen con mayor claridad con sus hijos. ¿Pero qué ocurre si los padres tampoco entienden el tema con claridad? este aspecto se liga entonces al desconocimiento”, agrega.

Natalia Mazo, secretaria de Salud de El Carmen, reconoce que en el municipio es difícil tocar el tema. “Todavía hay muchas partes, sobre todo en zona rural, donde se tiene como mucho miedo con ese tema. Las mujeres no mencionan que requieren, por ejemplo, toallas higiénicas o una pastilla para el cólico. Se aguantan muchas cosas y eso sigue siendo muy triste a pesar de que nosotros tratamos de llegar a todas esas zonas y mostrarles”.

Mazo explica que desde la Secretaría están trabajando en varias acciones en pro de la salud sexual y reproductiva desde el Plan de intervenciones colectivas y con apoyo de Profamilia. Además, con el apoyo de las instituciones educativas, desarrollan el programa Valiente, que busca sensibilizar y educar a los niños, niñas y adolescentes desde los 5 años, frente al ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos.

Pero esto no ha sido suficiente para llevar información completa a las mujeres y niñas, especialmente sobre la menstruación.

¿Qué dicen los y las jóvenes?

Las consecuencias del tabú

La mitad de la población del mundo menstrúa y la otra mitad se encuentra con esta realidad constantemente. Por eso, para Juana Botero Piedrahita, educadora menstrual, hablar sobre este tema es “un asunto de Estado”. Juana, además, es responsable del Staff de Dirección de Comfama, una organización antioqueña que el año pasado tomó la decisión de dar un subsidio para productos menstruales a las mujeres y otras personas menstruantes afiliadas, entendiendo que es una carga económica alta e injusta de la que tampoco se habla.

Para Lina Corredor, profesora líder de Poderosas Colombia, este diálogo “tiene que ver con un ejercicio de ciudadanía y con la dignidad, hemos sido históricamente silenciadas y señaladas en ese proceso menstrual, y nos hemos sentido juzgadas y con miedo y tenemos un montón de tabúes porque nadie nos ha educado en ese tema”. Poderosas es una fundación que ofrece un programa de educación integral para la sexualidad y promoción de los derechos sexuales y reproductivos en diferentes lugares del país, como Barú, Urabá y La Guajira.

Cuando se deja de hablar sobre el ciclo menstrual puede haber, al menos, cuatro consecuencias importantes en la vida de las mujeres y niñas:

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