Petro sacude la cúpula militar en medio de crisis de seguridad y polémica por su proyecto constituyente

La reciente decisión del presidente Gustavo Petro de modificar la cúpula de las Fuerzas Militares de Colombia surge en un contexto marcado por la inseguridad y los desafíos a la institucionalidad. La medida se produce tras dos semanas de paro armado ejecutado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que generó una serie de atentados y alteró gravemente el orden público en el país. Además, en diciembre, dos explosiones en Cali, una de ellas luego del inicio de la tradicional Feria, provocaron víctimas mortales y heridos, lo que profundizó la preocupación nacional. El propio presidente justificó estos cambios afirmando que su intención primordial es salvaguardar “la seguridad y la democracia”. De acuerdo con información publicada en la red X (antes Twitter), Gustavo Petro anunció la reestructuración de los altos mandos militares acompañando la noticia con un balance de gestión anual.

Este inesperado movimiento en las Fuerzas Militares coincide con la presentación del proyecto de constituyente del mandatario. Según reporta El Colombiano, la propuesta de reforma constitucional de Petro ha generado inquietudes en sectores de la opinión pública y en redes sociales, donde algunos insisten en que la iniciativa podría tender hacia una concentración de poder, evocando comparaciones con cambios políticos registrados años atrás en Venezuela bajo el gobierno de Hugo Chávez. En este entorno de desconfianza, las modificaciones en la cúpula militar han sido percibidas con cautela y una dosis de escepticismo.

En detalle, el General Hugo Alejandro López fue designado como Comandante General de las Fuerzas Militares, y el Vicealmirante Harry Ernesto Reyna Niño, como Jefe de Estado Mayor Conjunto. El Mayor General Royer Gómez Herrera liderará el Ejército Nacional, acompañado por el Mayor General Jaime Alonso Galindo como Segundo Comandante. Por la Armada Nacional, el Almirante Juan Ricardo Rozo será el nuevo comandante, y el Vicealmirante Orlando Enrique Grisales ostentará el cargo de Segundo Comandante y Jefe de Estado Mayor Naval. Asimismo, en la Fuerza Aeroespacial Colombiana asumirán el Mayor General Carlos Fernando Silva como comandante y el Mayor General Alfonso Lozano Ariza como Segundo Comandante y Jefe de Estado Mayor.

Petro expresó su agradecimiento a los altos mandos salientes, entre quienes figuran el Almirante Francisco Hernando Cubides Granados y los generales Luis Carlos Córdoba Avendaño y Luis Emilio Cardozo Santamaría. Destacó la recuperación del corregimiento El Plateado en Argelia, Cauca, durante la gestión de estos soldados. De igual modo, resaltó estadísticas como el récord histórico de incautaciones de cocaína, estimado en 1.000 toneladas, y la neutralización de más de 4.400 miembros de carteles de narcotráfico, cifras compartidas durante su balance anual.

No es la primera vez que Petro sacude la cúpula militar. En 2022 desvinculó a 40 altos mandos de las Fuerzas Armadas y Policía, y en mayo de 2024, ante la crisis de orden público en el Cauca, realizó otra reconfiguración. Su estrategia busca sentar las bases de una política de “seguridad humana”. Sin embargo, hechos recientes como los reportados el 15 de diciembre, donde autoridades documentaron 51 acciones vinculadas al paro armado del ELN (incluyendo actos denominados 'terrorismo mediático', ataques a civiles y daños en infraestructura), muestran la complejidad del panorama de seguridad.

¿Qué implica el 'terrorismo mediático' en el contexto colombiano?

El término 'terrorismo mediático', citado por las autoridades en el reciente balance de acciones del ELN, hace referencia a actos simbólicos como la instalación de banderas, grafitis y la marcación de vehículos. Este tipo de acciones, aunque no siempre conllevan daño físico directo, buscan generar miedo e influir en la percepción pública sobre el control territorial de los grupos armados ilegales. Es importante diferenciar estos actos de otras acciones violentas que afectan de manera más directa a la población civil y la infraestructura.

Comprender el alcance de este fenómeno resulta relevante, ya que ilustra cómo, además de los ataques armados, las organizaciones ilegales emplean estrategias simbólicas para ejercer presión sobre la sociedad y el Estado. La creciente visibilización del 'terrorismo mediático' implica un reto adicional para las autoridades en cuanto a la necesidad de abordar tanto la dimensión material como la psicológica de la seguridad nacional.