Ordenan a la Nación pago de $ 1.300 millones por masacre de Cajamarca

El fallo del Consejo de Estado resuelve el caso de las muertes de tres adultos y dos niños, uno de ellos un bebé, ocurrido entre el 2 y el 6 de 2003 en una vereda de Cajamarca (Tolima), y que fueron presentados en su momento como guerrilleros de las Farc que se enfrentaron con el Ejército, señaló RCN Radio.

Luego del proceso, se comprobó que no se trataba de subversivos, sino de miembros de una familia del lugar conocido como Semillas de Agua. De acuerdo con el reporte del Ejército, uno de los hombres muertos era miembro del frente 21 de las Farc que cayó en combate contra tropas de la Sexta Brigada.

En el proceso penal, tres militares fueron condenados por homicidio, desplazamiento forzado de miembros de su familia, tortura y ejecución extrajudicial de varias personas.

La demanda civil llegó al Consejo de Estado que determinó no solo la responsabilidad de agentes del Estado en estos crímenes, sino que ordenó al Minsterio de Defensa y a todas sus dependencias tomar las medidas que se requieran para que no se vuelvan a presentar casos de civiles ajenos al conflicto que son presentados como subversivos abatidos, de acuerdo con el fallo del magistrado Hernán Andrade Rincón, de la sección tercera, agrega Noticias Caracol.

La ausencia de un riguroso control dentro de la institución militar, tanto en el proceso de incorporación a la institución, como en la permanencia y en el funcionamiento o ejercicio de funciones por parte de los miembros de la Fuerza Pública, falencias que debilitan la institución militar y que dificultan su adecuado accionar en pos de cumplir con el cometido que le es propio; de paso, se pierde legitimidad y se compromete la estabilidad misma del Estado y de la sociedad”,

según el fallo.

En otro aparte, considera el fallo que la falta de una regulación estricta ha permitido que estos casos se den.

Falencias que debilitan la institución militar y que dificultan su adecuado accionar en pos de cumplir con el cometido que le es propio; de paso, se pierde legitimidad y se compromete la estabilidad misma del Estado y de la sociedad”.