Falsas amenazas paralizan colegios en el Caribe: estudiantes buscan evadir exámenes y alertan a autoridades

Nación
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Falsas amenazas en colegios del Caribe siembran temor y exponen un problema más profundo: ¿qué hay detrás?

En los últimos días, se han reportado múltiples casos de falsas amenazas en instituciones educativas de la región Caribe colombiana, específicamente en Galapa y Puerto Colombia, en el departamento del Atlántico, así como en Santa Marta, Magdalena. Estos incidentes, según confirman autoridades y reportes de medios nacionales, han sido ideados por estudiantes con el propósito de evadir evaluaciones y trabajos académicos, alterando así el normal desarrollo de la vida escolar y generando temor entre comunidades educativas y padres de familia.

En Galapa, la Institución Educativa Técnica de Villa Olímpica atravesó momentos de tensión luego de que un panfleto apócrifo se difundiera, advirtiendo de supuestos ataques si no se suspendían las clases. El mensaje llevó a que varios padres decidieran no enviar a sus hijos, y forzó a aumentar la presencia policial. Posteriormente, las autoridades descartaron que existiera una amenaza real y establecieron que un estudiante, con la intención de evitar la entrega de deberes y la semana de corte preventivo, fue el autor del mensaje, según información confirmada por medios locales.

Incidentes similares se presentaron en Puerto Colombia, donde un panfleto falso, atribuido al grupo delincuencial “Clan del Golfo”, amenazaba con un “baño de sangre” si no se liberaba a un supuesto cabecilla. La consecuencia inmediata fue la suspensión de clases presenciales; no obstante, la Policía Nacional determinó que cuatro estudiantes fabricaron esta amenaza para eludir sus responsabilidades académicas. En Santa Marta, en la Institución Educativa Distrital Rodrigo Galván de la Bastidas, se halló un texto en un baño firmado por el inexistente grupo “Los hijos del caos”, que advertía sobre supuestos incendios y tiroteos. Según autoridades, este panfleto fue elaborado por varios estudiantes en una vivienda particular con idéntico afán de evitar exámenes, llevando a la escuela a implementar iniciativas pedagógicas para sensibilizar sobre la gravedad legal y social de estos actos.

De acuerdo con una entrevista realizada a Martha Lucia Múnera, experta en psicología juvenil de la Universidad Nacional de Colombia, este patrón de falsas amenazas revela factores de fondo: desde el estrés y la ansiedad académica, la falta de canales de diálogo entre estudiantes y profesores, hasta el uso irresponsable de redes sociales, que pueden facilitar la difusión rápida de rumores y conductas disruptivas. El problema, según Múnera, se ha exacerbado en parte por el acceso limitado a apoyo psicosocial en entornos escolares de contextos urbanos y periurbanos, donde existen mayores desigualdades.

Estadísticas recientes del Ministerio de Educación Nacional muestran que en los dos últimos años ha habido un incremento del 20% en reportes de amenazas ficticias y comportamientos disruptivos en colegios de la región Caribe, fenómeno que afecta especialmente a comunidades vulnerables y evidencia lagunas en los programas de convivencia escolar. Como respuesta, la Secretaría de Educación del Atlántico anunció la puesta en marcha de programas para formar a la comunidad en resolución pacífica de conflictos y alfabetización digital, con la finalidad de disminuir la circulación de mensajes engañosos y de fortalecer la confianza entre docentes, alumnos y familias.

Por su parte, la Policía Nacional ha resaltado la importancia de incorporar análisis forenses digitales para rastrear el origen de mensajes amenazantes y evitar el uso indebido de medios electrónicos, reiterando que la investigación debe trascender la simple sanción e integrar estrategias preventivas. Mientras tanto, reportajes de El Espectador subrayan el desgaste emocional y la desconfianza generados por estos eventos, impactos que pueden derivar en la posible deserción escolar o afecciones a la salud mental si no se actúa desde una perspectiva interdisciplinaria.

Este tipo de prácticas no son exclusivas de Colombia. En países como México y Perú se han presentado escenarios similares, donde la respuesta institucional acertada ha implicado no solo reforzamiento de la seguridad, sino la implementación de acompañamiento psicológico y programas educativos para promover el sentido de responsabilidad y la convivencia pacífica dentro de los entornos escolares.

Así, las falsas amenazas en colegios caribeños no deben entenderse únicamente como bromas o actos de indisciplina, sino como la señal de un desafío complejo que exige la articulación de esfuerzos entre el sector educativo, la fuerza pública y la comunidad, enfatizando la protección integral y los derechos de los niños y adolescentes.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Qué pueden hacer las familias para prevenir que sus hijos participen en falsas amenazas escolares?

Es común que, ante la difusión de amenazas y rumores, padres y madres se pregunten cómo orientar a sus hijos y prevenir que participen en conductas de este tipo. La clave está en el diálogo abierto y la escucha activa: fomentar la confianza entre padres, cuidadores y estudiantes ayuda a identificar señales tempranas de malestar académico o emocional y fortalecer la relación con la escuela. De acuerdo con las recomendaciones del Ministerio de Educación Nacional, la educación en valores y la supervisión del uso de redes sociales pueden ser determinantes para reducir la incidencia de estos comportamientos y promover la denuncia responsable ante posibles advertencias o mensajes sospechosos.

Las familias, además, pueden apoyarse en talleres y programas ofrecidos por las instituciones educativas para capacitarse en prevención de riesgos digitales y resolución pacífica de conflictos, herramientas fundamentales para crear un ambiente protector y receptivo que desestimule la participación en actos perjudiciales para la comunidad escolar.

¿En qué consisten los análisis forenses digitales en amenazas escolares?

A raíz del uso de medios electrónicos para difundir amenazas falsas, la Policía Nacional ha implementado protocolos de análisis forense digital, un conjunto de técnicas especializadas para rastrear el origen, los dispositivos y las cuentas utilizadas en la elaboración y envío de mensajes intimidantes. Este proceso implica la recopilación y preservación de pruebas digitales, el análisis de metadatos y la trazabilidad de usuarios involucrados, todo bajo estrictos procedimientos que garantizan la cadena de custodia de la información.

El objetivo principal del análisis forense digital es identificar a los responsables, desactivar de forma oportuna las amenazas y disuadir futuros actos, contribuyendo así no solo a restablecer el ambiente de confianza en la escuela, sino también a preservar el derecho a la educación y la protección de la comunidad educativa ante cualquier evento que vulnere la seguridad y el bienestar de sus integrantes.

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