¿Columna de Arcadia fue usada por Sandra Borda como arma contra Vicky Dávila?

El texto que crítica un prólogo escrito por la periodista fue calificado como “fantástico” por Borda y recomendado por ella en redes.

La columna es del editor Nicolás Morales, y en ella hace trizas el texto introductorio de Dávila para el libro ‘Qué se pregunta María Isabel’.

Y como podría hacerlo el llamado del exministro Fernando Londoño a hacer trizas los acuerdos de paz con las Farc, desató una nueva guerra, de la cual los lectores no saben si ha habido escaramuzas anteriores entre la periodista de ‘La W’ Vicky Dávila y la decana de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Sandra Borda.

Borda, cuya decanatura cobija el programa de periodismo de la Tadeo, también es personaje de los medios, como comentarista de oficio.

A pesar de que solo usó la palabra ‘fantástica’ para referirse a la crítica del editor Morales, publicada en la Revista Arcadia, como esta dejaba a Dávila también hecha trizas, el calificativo podría ser interpretado como una agresión indirecta. Y así fue.

En el cruce de trinos, Dávila dejó a Borda como resentida, amargada, envidiosa. “Acostumbrada a acabar con todo el mundo”.

Borda lució sosegada, casi en una tribuna académica, muy lejos de la vehemencia que la caracteriza en sus intervenciones en medios, donde pontifica de lo humano y lo divino; es decir, no siempre inscrita en el marco de su área de conocimiento.

Borda pidió altura en el debate, calificó de sexistas algunos comentarios.

Pero no explicó a nadie por qué le había parecido fantástica la pieza de Morales, si por su valor académico para cualquiera que en lo sucesivo tenga la osadía de escribir un prólogo, o porque en su argumentación Vicky Dávila quedó como un daño colateral (léase cadáver intelectual).

Es claro que para Dávila el calificativo de ‘fantástico’ obedece a que ella quedó damnificada, no por la excelencia académica del texto.

¿Pero qué dijo Nicolás Morales en Arcadia?

Morales, palabras más, palabras menos, dijo sobre Vicky Dávila:

Que no sabía escribir

“A cambio de un buen almuerzo, un practicante de La W podría haber redactado un texto conciso y bien estructurado”.

Que no había leído el libro de María Isabel Rueda que prologaba

“Referirse en demasía a cosas personales del pasado (de María Isabel Rueda) deja muchas sospechas…”.

Que daba cátedra de periodismo acudiendo a lugares comunes

Y que esos lugares comunes (…) “solo cimentarían la idea que ustedes, efectivamente, no saben nada del oficio”.

Que era lambona

“No terminen el texto con: ‘Al salir del lugar, pensé que de grande quería ser como ella, como MARÍA. Hoy sigo pensando lo mismo’. No solo es cursi, sino muy peligroso lo que dicen”.

Que el prólogo era un compendio de mentiras que exaltaban a María Isabel Rueda

“Miren cómo miles de radioescuchas ilustrados ya no toleran ‘lo que se estará preguntando’

Hasta aquí es claro que Borda quedó extasiada por la masacre de Vicky Dávila, no por el valor académico del texto, pues la única gran frase que enseña a hacer prólogos es… solo una: “El prologuista debe invitar a la lectura del texto, no ahuyentar al lector con párrafos que ni él mismo entiende”.

Y está inscrita en un párrafo donde Dávila también sale damnificada.