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La mujer está recluida en la cárcel El Buen Pastor, mientras que su esposo se encuentra en La Picota. Ambos se pueden ver solo 50 minutos al mes.
La justicia colombiana es un tema que despierta varias controversias, pues hay casos en los que personas que cometen delitos menores son sentenciadas a largas penas, mientras que otras, cuyos delitos son más graves, pueden llegar a quedar libres en cuestión de horas.
(Vea también: Hallan cadáver de un hombre en concurrido puente de la avenida El Dorado, en Bogotá)
En las cárceles del país se encuentran casos que quizá para muchos son difíciles de creer. Uno de ellos es el de Sandra del Pilar, quien está privada de la libertad por haberse comido un pollo asado sin haberlo pagado.
“Me llaman del colegio del niño a decirme que se había desmayado, y yo sé que él se desmayó por hambre”, relató la ciudadana en Citytv, recordando el momento en el que no pasaban por buenas condiciones económicas.
Al parecer, en medio de su desesperación, llevó a su hijo y a su esposo a comer pollo asado en un restaurante, pero todo parece indicar que no pudo pagarlo. En ese momento, recuerda, la retuvieron los guardas de seguridad del local.
“Me llevan a la parte de seguridad, llega la Policía y me dicen que me tengo que ir para la unidad de Paloquemao”, le dijo Sandra al mismo medio.
Después de unas horas allí detenida finalmente quedó en libertad, sin imaginarse que tiempo después el problema sería aún mayor.
“Comenzamos a hacer empanadas y me hice conocer en [el barrio] Mazurén. Entonces yo hacía desayunos, almuerzos, lasañas, fiesta de quince, bueno, qué no hacía con mi esposo”, contó la mujer respecto a que la situación económica para su familia estaba mejorando.
Un día, la pareja tuvo un altercado en vía pública y cuando llegó la Policía se llevó una sorpresa que le cambió la vida totalmente.
“El agente me dice: ‘Doña Sandra, permítame la cédula’. Después me dice: ‘Póngase un saco y unos zapatos porque nos vamos’”, recordó en el canal.
Esa misma solicitud se la hizo a su esposo Mauricio, con quien estaba requerida por las autoridades para pagar una pena de 13 años y 8 meses de cárcel.
De acuerdo con el informativo, el delito que le imputaron fue el de utilizar a menores de edad para cometer el robo. Ahora, ambos pagan una pena y buscan la forma de lograr reducir las condenas.
Su esposo se encuentra recluido en la cárcel La Picota y, según contó la mujer, su estado de salud no es el mejor.
“Si mi esposo sale vivo de la cárcel es un milagro. Si logramos pasar esta [situación] juntos los dos es un milagro […]. Cuando el amor es fuerte y verdadero, hasta las malas cosas se superan. No tenía un matrimonio bonito, lo tengo”, agregó a Citytv.
El hijo de la pareja tiene 17 años y Sandra y Mauricio solo pueden verse 50 minutos al mes mientras pagan su pena.
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