BOG25: la bienal que convertirá a Bogotá en un laboratorio artístico y urbano lleno de experiencias únicas

La Bienal Internacional de Arte y Ciudad, conocida como BOG25, se prepara para transformar Bogotá en un hervidero de expresiones artísticas del 20 de septiembre al 9 de noviembre de 2025. Esta primera edición promete reunir a más de doscientos artistas provenientes de doce países, quienes desplegarán su trabajo en escenarios repartidos por toda la ciudad. El evento se destaca por su curaduría independiente y plural, seleccionada mediante convocatoria pública, la cual invita a reconsiderar a Bogotá no solo como escenario, sino como un territorio vivo, en constante disputa y transformación, poseedor de memoria colectiva y en permanente proceso de cambio, según la información publicada por BOG25.

Dentro de las cinco curadurías seleccionadas, cada una ofrece una visión particular sobre la ciudad contemporánea. "OVNI – Objetos Visibles No Identificados", curada por Ana María Cifuentes Ruiz, explora la relación entre el arte y el espacio público. A través de colectividades como Bricolaje y Cambalache, la muestra analiza cómo los proyectos artísticos alteran los límites entre lo cotidiano y lo extraordinario, haciendo perceptible lo que normalmente permanece al margen en el pulso urbano. Por otra parte, “La ciudad de los espectros”, bajo la curaduría de Julián Serna y presentada en el Colombo Americano, navega a través de las huellas invisibles de la transformación urbana, utilizando el concepto de “espéctro” como alegoría de la memoria colectiva. Artistas como Camilo Bojacá y el Colectivo Agorafobia examinan las cicatrices del crecimiento y cambio en Bogotá durante las últimas décadas.

El evento también abarca dimensiones críticas y emocionales de la vida diaria. En el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, la exposición “Transformaciones de una ciudad por habitar”, curada por Alejandro Triana Laverde, indaga en las tensiones habitacionales y urbanas, proponiendo el arte como una herramienta para imaginar nuevas formas de coexistencia más justas y habitables. Simultáneamente, “Umbrales de sanación”, presentada en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, reflexiona sobre salud mental, discapacidad y espiritualidad, fomentando un debate sensible sobre la sanación en espacios urbanos, nuevamente tomando el arte como medio de introspección colectiva.

La importancia de BOG25 se refleja en una tendencia señalada por instituciones de reconocimiento internacional, como el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres, que resalta el aporte de los proyectos artísticos en la construcción de identidades y memorias colectivas dentro de los espacios públicos. Además, estudios de la Escuela de Posgrado de Diseño de Harvard subrayan el valor de la curaduría participativa para democratizar el acceso y la producción artística, integrando activamente a las comunidades en los procesos creativos.

El panorama global también invita a considerar algunos desafíos. Aunque la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reconoce el papel del arte como impulsor de innovación social en contextos urbanos, existen tensiones como la gentrificación cultural, advertidas por reportajes de medios internacionales como The Guardian, en los que se señala el riesgo de desplazamiento de comunidades originales frente al auge de eventos artísticos y turísticos. Este análisis crítico constituye una dimensión inevitable al momento de valorar el impacto sostenido de iniciativas ambiciosas como BOG25.

De esta manera, la Bienal Internacional de Arte y Ciudad inaugura un espacio para la reflexión y el cuestionamiento, transformando no solo la escena artística bogotana, sino también la manera en que la ciudad se observa y se imagina a sí misma. La apuesta por varias voces curatoriales independientes y colaborativas otorga a BOG25 un carácter experimental y significativo, que la ubica en un punto clave para el desarrollo de la cultura y el urbanismo contemporáneos.

¿Por qué es importante la curaduría independiente en eventos como la BOG25? La curaduría independiente es clave porque garantiza la pluralidad de perspectivas en el contenido y la exhibición de arte. A través de la selección de curadurías mediante convocatoria pública, BOG25 fomenta la inclusión de distintas sensibilidades y lecturas de la ciudad. Según la experiencia acumulada por instituciones como el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres, la independencia curatorial facilita el surgimiento de propuestas innovadoras y permite involucrar a artistas y comunidades que normalmente quedarían al margen de los circuitos oficiales de arte, fortaleciendo el carácter democrático y experimental del evento.

La presencia de curadores independientes permite generar diálogos críticos sobre los problemas sociales y urbanos, impulsando una lectura compleja y profunda de la realidad. Como indican estudios de Harvard, este modelo puede transformar tanto el modo en que se perciben los procesos artísticos como las formas en que las personas se relacionan con la ciudad, contribuyendo a una mayor apropiación de los espacios públicos y a la consolidación de identidades colectivas diversas.

¿Qué riesgos implica la gentrificación cultural y cómo puede afectar a Bogotá por iniciativas como la BOG25? La gentrificación cultural se refiere al proceso por el cual un aumento en el valor cultural y artístico de una zona genera la llegada de nuevos habitantes o inversionistas y, en consecuencia, la expulsión de comunidades originales. Reportes de medios internacionales como The Guardian advierten que la organización de grandes eventos culturales, si no se acompaña de políticas adecuadas de inclusión social, puede llevar a la valorización excesiva del entorno urbano y a la pérdida de identidades locales.

En el caso de Bogotá, este fenómeno podría suponer que barrios tradicionalmente asociados a movimientos artísticos alternativos se vieran sometidos a presiones económicas, repercutiendo en el encarecimiento de la vida para los residentes históricos y en la transformación del tejido social. En este contexto, tanto públicos como organizadores tienen el reto de diseñar estrategias que permitan aprovechar los beneficios culturales sin sacrificar la diversidad y la justicia social en la ciudad.