Alfredo Saade asume la embajada de Colombia en Brasil: polémica, retos y tensiones en el relevo diplomático

Alfredo Saade quedó formalmente investido como embajador de Colombia ante Brasil, después de recibir la confirmación del gobierno brasileño y el aval del presidente Gustavo Petro. El anuncio se sostuvo el lunes 29 de diciembre a través de la cuenta oficial de X de Saade, quien destacó que sus nuevas funciones obedecen a instrucciones presidenciales dirigidas a reforzar los vínculos diplomáticos con la administración de Luiz Inácio Lula da Silva. La llegada de Saade al servicio exterior sucede tras la dimisión de Guillermo Rivera, cuyo retiro de la embajada dejó vacante el cargo desde julio. Así, el Ejecutivo colombiano suma 47 designaciones políticas en delegaciones diplomáticas desde el comienzo de su mandato.

La publicación de la hoja de vida de Saade se realizó a principios de diciembre, conforme al proceso regular del portal de aspirantes de la Presidencia. La cancillería de Brasil, como es costumbre en las relaciones diplomáticas, ratificó la designación, paso indispensable antes del acto de posesión de cualquier jefe de misión. En un mensaje dirigido a la opinión pública, Saade aseguró haber recibido “instrucciones precisas” por parte del presidente Petro para sostener y ahondar la cooperación bilateral.

El trasfondo del nombramiento de Saade como embajador es relevante, debido a los episodios recientes de su paso por la administración nacional. Entre el 15 de junio y el 25 de agosto, desempeñó la jefatura de despacho presidencial. Su retiro del principal cargo administrativo en la Casa de Nariño se dio mientras afrontaba una suspensión provisional impuesta por la Procuraduría General de la Nación, autoridad que lo investiga disciplinariamente por presuntas anomalías relacionadas con la implementación del nuevo modelo de pasaportes.

Estos antecedentes impactaron el cronograma de su incorporación a la diplomacia. Desde su salida de la Presidencia se especulaba sobre un eventual nombramiento como embajador, pero la formalización de su designación requirió tiempo, en parte debido a la investigación disciplinaria en curso. Además, durante ese lapso, se evidenciaron desacuerdos con Armando Benedetti, ministro del Interior, cuyas diferencias públicas alimentaron debates y comentarios en redes sociales.

En cuanto a su formación, Alfredo Saade es abogado, con una especialización en Gerencia de Gobierno y Gestión Pública. Laboralmente, además de su cercanía al Ejecutivo nacional, fungió como representante legal de la fundación Muros Caídos entre 2008 y 2020, y como contratista del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el periodo 1998-2000.

Finalmente, su nuevo rol implica regresar al Gobierno nacional ocupando una plaza del servicio exterior, desde donde se espera que represente los intereses colombianos ante un socio estratégico en materia política y económica como lo es Brasil. Vale señalar que su llegada a la embajada ocurre mientras continúa abierto el proceso disciplinario ante la Procuraduría, justo cuando inicia la última etapa administrativa del actual gobierno.

¿Qué implica la aceptación del país receptor en el nombramiento de un embajador?

Cuando un gobierno decide asignar a un funcionario como embajador en otro país, no basta con una decisión unilateral: es imprescindible contar con el consentimiento del Estado receptor. En el caso de Alfredo Saade, su nombramiento quedó ratificado sólo después de que la cancillería brasileña otorgó la aceptación formal, un procedimiento conocido en diplomacia como “beneplácito”.

Esta verificación evita posibles incidencias que puedan afectar la relación bilateral, ya que garantiza que el representante diplomático goza de la confianza y reconocimiento del país en el que ejercerá sus funciones. El beneplácito es un requisito consignado en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y su ausencia puede obstaculizar la posesión e, incluso, el inicio de las labores del embajador designado.