De un diario con brillitos a la poesía que une: la historia de Sonia Guiñansaca y el poder migrante

A los cinco años, Sonia Guiñansaca se vio envuelta en una experiencia de migración cuyo significado real comprendió solo con el paso del tiempo. Su abuela le indicó que solo podría llevar un peluche en el viaje, pidiéndole que se despidiera de los demás con la idea de que regresarían pronto. Sin embargo, ese retorno se retrasaría hasta muchos años después, obligando a Guiñansaca a adaptarse a una nueva realidad y encontrar formas de lidiar con el desarraigo.

Durante la infancia, Guiñansaca encontró consuelo en la escritura. Conservó un diario con una portada decorativa de “un tigre con brillitos” donde plasmaba sus vivencias diarias. Estos primeros intentos sirvieron como un refugio emocional, una manera de procesar las complejidades de su entorno y las emociones provocadas por el distanciamiento de su país natal. Más adelante, en la adolescencia, su interés literario se expandió, centrándose en figuras de la literatura afroamericana como Toni Morrison. Las lecturas influyeron notablemente en su estilo y perspectiva, cultivando una sensibilidad crítica hacia los temas de identidad y pertenencia.

Al llegar a la adultez y tras su graduación, Guiñansaca decidió involucrarse en el activismo, motivada por las condiciones que enfrentaba la comunidad indocumentada y las luchas diarias que observaba en sus propios padres por asegurar derechos laborales básicos. Según datos extraídos del texto original, identificó la necesidad de espacios en donde las personas migrantes pudieran compartir sus historias de manera pública y segura. Guiñansaca participó activamente en la organización de iniciativas comunitarias como talleres de escritura y concursos de slam poetry —eventos donde la audiencia elige al mejor poema presentado en un micrófono abierto—, fomentando la expresión y validación colectiva.

Estos encuentros de creación y apoyo recíproco resultaron fundamentales en el desarrollo literario de Guiñansaca. La oportunidad de compartir y escuchar experiencias similares fortaleció sus vínculos con la comunidad, inspirándola a seguir explorando su propia voz. Fruto de ese proceso, en 2016 Guiñansaca publicó de manera independiente el libro “Nostalgia y fronteras”. La obra funciona, según lo señalado en el artículo, como un testimonio de su experiencia migratoria y como una forma de afirmación de su identidad, no solo en términos de su condición de migrante, sino también como persona queer e indígena.

Así, el recorrido vital de Sonia Guiñansaca demuestra cómo la literatura y el activismo pueden entrelazarse para dar visibilidad a realidades muchas veces silenciadas. Su historia resalta el valor de crear espacios comunitarios donde el arte y la palabra sirvan tanto de refugio personal como de herramienta de transformación colectiva.

¿Qué es el slam poetry y cuál es su importancia en las comunidades migrantes?

El término slam poetry se refiere a concursos poéticos donde las personas participantes recitan sus poemas en público y el público actúa como jurado, seleccionando al ganador. Estos eventos han cobrado relevancia en comunidades migrantes, ya que permiten a individuos compartir sus experiencias, emociones y reclamos sociales de manera artística y directa. Según el artículo, guiados por la experiencia de Sonia Guiñansaca, estos espacios cumplen una doble función: ser una plataforma de expresión auténtica y simultáneamente fortalecer el sentido de pertenencia y apoyo mutuo.

En contextos donde la migración suele conllevar aislamiento y barreras lingüísticas o culturales, la práctica del slam poetry funciona como un puente entre historias individuales y memorias colectivas. La oportunidad de contar y escuchar relatos personales fomenta la empatía y la solidaridad, contribuyendo a que la comunidad migrante encuentre herramientas para visibilizar sus luchas y perspectivas en una sociedad de acogida muchas veces ajena a esas realidades.