Seguridad y economía, grandes desafíos de la nueva Siria seis meses tras la caída de Asad

El 8 de diciembre de 2024, Bashar al-Asad huyó de Siria para refugiarse en Rusia. Seis meses después de la caída del régimen, el nuevo hombre fuerte del país, Ahmed al-Sharaa, ha ayudado a sacar a Siria de su aislamiento pero no faltan desafíos, en particular económicos y de seguridad.

Es una de las grandes victorias de las nuevas autoridades en Siria: el levantamiento de las sanciones estadounidenses y europeas ya ha permitido financiar nuevos proyectos, que son esenciales para poner en marcha la reconstrucción. 

Nuevos proyectos vs pobreza fuerte

“Esto ha permitido firmar contratos con empresas extranjeras, en particular para la gestión de puertos o para la reconstrucción o construcción de infraestructuras eléctricas. Es un éxito romper este aislamiento después de años de sanciones internacionales”, explica el académico Joseph Daher, especialista en economía siria. 

La vida sin Bashar al-Asad también se refleja en el regreso de productos de marcas extranjeras a las calles sirias, desde cigarrillos hasta galletas. Los sirios ahora pueden pagar estos productos en dólares, siempre que puedan permitírselo. Según la ONU, el 90% de los sirios sigue viviendo por debajo del umbral de la pobreza.  

“La gran mayoría de los sirios siguen dependiendo de las remesas del extranjero, de la diáspora siria, de los refugiados sirios. La pobreza no se puede reducir si se tienen políticas que fomentan las medidas de austeridad. Hoy en día, las políticas económicas de las nuevas autoridades están en línea con las del antiguo régimen. Empeoran las condiciones de vida de los sirios y, de facto, aumentan la pobreza”, indica el investigador. 

Amenazas a la seguridad por grupos leales a Asad

Seis meses después de la caída de Bashar al-Asad, los grupos leales al antiguo régimen siguen amenazando la estabilidad del país y llamando a la contrainsurgencia armada. A finales de mayo, el ex comandante de la cuarta división del régimen amenazó en un video con volver a ocupar la costa, donde se esconden la mayoría de estos combatientes. Sobre el terreno, los ataques contra la seguridad general del nuevo Gobierno y contra activistas son frecuentes.

En la entrada del pueblo de origen del clan Asad hay un puesto de control, desde el cual se oyen cotidianamente disparos en las montañas alauitas. Ahmad, un miembro de la seguridad entrevistado por la enviada especial de RFI en Latakia, Manon Chapelain, explica, Kalashnikov en mano y con una mirada preocupada: “Son los leales al clan Asad. Es la mayor amenaza hoy en día, hay muchos escondidos en la región. Estos disparos son frecuentes. Atacan a civiles, puestos de control”. 

Desde la caída de Asad, cientos de ellos preparan una contrainsurgencia. Cerca de la costa, se esconden en las montañas, granjas y casas. “Tenemos un servicio de inteligencia que está trabajando activamente para buscarlos, para seguir sus movimientos. La zona se registra regularmente y cada dos o tres días se encuentra un escondite de armas. Porque sí, tienen muchas armas”, continúa Ahmad. Según él, 40 miembros de la seguridad general han sido asesinados en Qardaha en los últimos meses.  

Por su parte, Nada y Walid son periodistas y alauitas. Estos opositores al régimen de Bashar al-Asad han sido víctimas de 10 intentos de asesinato. “Intentaron matarme aquí hace un mes. Dispararon en dirección a mi oficina, me tiré al suelo. Luego llegó la seguridad general. También filmaron mi casa, pusieron mi dirección en línea. Desde entonces, tengo miedo”, cuenta Nada.

De repente, al otro lado de la pared de su oficina, una explosión y disparos. “Apaga la luz “, dice Walid. El rostro de Nada se tensa, ella se pone lívida. “Escóndete. A lo mejor vuelven por nosotros”, responde a Walid.