Las mil y una vidas de Coca-Cola en Rusia

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Se suponía que la famosa gaseosa estadounidense desaparecería de los estantes de las tiendas rusas en la primavera boreal de 2022. En medio de la oleada de salidas de empresas occidentales tras el envío de soldados rusos a Ucrania, Coca-Cola anunció que abandonaba el país. Sin embargo, casi cuatro años después, se pueden encontrar en todo el país varias variedades de la bebida.

Por Anissa El Jabri, corresponsal de RFI en Moscú

Coca-Cola anunció su retirada de Rusia en marzo de 2022, sin dar más detalles. En junio, fue su empresa embotelladora la que anunció el cese de sus actividades. En un comunicado, la empresa informaba que había decidido agotar sus existencias sin renovarlas y precisaba que “ya no produciría ni vendería Coca-Cola u otras marcas de la empresa en Rusia”.

Sobre el papel, se trataba de una decisión contundente, sobre todo teniendo en cuenta la historia del grupo: Coca-Cola apareció en territorio ruso con motivo de los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980. El grupo incluso estableció allí su primera planta de producción en 1986, bajo la Unión Soviética. En 2022, la empresa contaba con diez plantas de producción y daba empleo a 7.000 personas en el país.

“Dobry Cola”, la versión rusa de Coca-Cola

Muy pronto, al igual que ocurrió tras la marcha de McDonald’s, se fundó una empresa local para crear un sustituto de la famosa bebida estadounidense. En cuanto a las célebres hamburguesas, los establecimientos mantuvieron el mismo código de colores y el mismo menú, pero adoptaron un nuevo nombre, “Vkusno i Totchka “, que en español significa “delicioso, y punto”. En cuanto a la Coca-Cola, la variante rusa que se impuso frente a otros competidores se llama “Dobry Cola” (“la buena cola”, en español).

Pero, a partir de 2024, la “verdadera” Coca-Cola volvió a las estanterías de las tiendas rusas, aunque la bebida se había encarecido con respecto a antes de la guerra. Porque, entretanto, las autoridades rusas legalizaron una práctica que en el país se denomina “importaciones paralelas”. Así, ahora está permitido importar productos sin el consentimiento de los propietarios de las marcas.

El resultado fue que, muy rápidamente, la bebida se importó desde países cercanos geográficamente y con los que se mantienen importantes relaciones comerciales, algunos de los cuales tienen acuerdos de libre comercio con Rusia, en el Cáucaso y en Asia Central.

Acuerdo con Afganistán para importar la bebida a Rusia

Con el tiempo, el sistema se ha desarrollado hasta tal punto que ahora en Rusia se puede encontrar Coca-Cola de diversos orígenes: Nigeria, Estados Unidos, Polonia… En las redes sociales, los rusos se han divertido comparando las bebidas de la misma marca en función de su procedencia. Así, pudimos ver a Dmitry Pogorelov, un famoso chef propietario de varios restaurantes en Moscú, alineando latas delante de él. “Aquí tenemos Coca-Cola de Georgia, Afganistán, Japón, Italia e Irán. ¿Cuál es la mejor, en vuestra opinión?”, preguntó a su audiencia.

Dimitri Pogorelov probó cada una de las latas y comentó su sabor, su contenido en azúcar, la finura de las burbujas… “Empecemos por la peor: la iraní. Es totalmente insípida, no la compren. La georgiana es aceptable. Lo mismo ocurre con la italiana. Quedan las muy buenas y sabrosas: la afgana y la japonesa”, declara a modo de veredicto.

La Coca-Cola fabricada en Afganistán tiene un futuro prometedor en Rusia: el pasado mes de febrero, cuando Moscú estableció acuerdos comerciales con los talibanes, habló, por supuesto, del suministro de especias o materias primas para la metalurgia. Pero también firmó para recibir cargamentos de la bebida estadounidense. Porque, si su sabor ha sido validado por un conocido chef moscovita, es porque la Coca-Cola afgana tiene el mismo sabor que la original.

La primera fábrica de Coca-Cola en Afganistán abrió sus puertas en 2006, según recordó entonces la agencia estatal rusa RIA Novosti. Incluso fue inaugurada por el entonces presidente afgano, Hamid Karzai.

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