Instalar un reactor nuclear en la Luna: el loco proyecto de la NASA

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La NASA ha anunciado su intención de instalar un reactor nuclear en la Luna de aquí a 2030. Se trata de un proyecto que tiene como objetivo facilitar las misiones tripuladas en la Luna, pero también adelantarse a China en la carrera por establecer una presencia a largo plazo en el satélite terrestre.

La NASA ha anunciado su intención de instalar un reactor nuclear en la Luna de aquí a 2030. Se trata de un proyecto que tiene como objetivo facilitar las misiones tripuladas en la Luna, pero también adelantarse a China en la carrera por establecer una presencia a largo plazo en el satélite terrestre.

Por Léo Roussel

Un reactor nuclear en la Luna: la idea podría resultar disparatada, ya que el reto parece colosal, incluso desmesurado. Sin embargo, la NASA ha anunciado su intención de instalar un reactor en el astro a más tardar en 2030. En una directiva consultada por medios de comunicación estadounidenses, entre ellos el sitio web de noticias Politico, el administrador interino de la agencia espacial estadounidense, Sean Duffy, ha anunciado la próxima apertura de una licitación para la instalación de un reactor de 100 kilovatios.

Pero, ¿por qué quiere la NASA colocar un dispositivo de este tipo en la Luna? Dos expertos en geopolítica espacial analizan estos anuncios de la agencia espacial estadounidense.

Necesidad de energía para misiones tripuladas de larga duración

Los anuncios de la NASA se producen cuando Estados Unidos se acerca a pasos agigantados a una etapa clave de su programa Artemisa: el regreso del ser humano a la Luna, a mediados de 2027, más de 50 años después de la última misión Apolo. A continuación, Estados Unidos pretende establecer una presencia humana a largo plazo en el astro mediante la construcción de una base permanente habitada. El objetivo requiere una producción de energía adecuada.

Pero en la Luna, una noche equivale a catorce días en la Tierra. Un periodo muy largo, que hace ineficaz el suministro de electricidad mediante paneles solares. “La iluminación no sería lo suficientemente continua como para producir la electricidad necesaria para una instalación en la que tendrían que vivir las tripulaciones”, explica Xavier Pasco, especialista en política espacial estadounidense y director de la Fundación para la Investigación Estratégica (FRS).

Para Paul Wohrer, responsable del programa Espacio del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri), “un reactor nuclear permitiría una gran flexibilidad de uso” y “disponer de una mayor cantidad de electricidad”.

Numerosos interrogantes tecnológicos

El reto que supone la instalación de un reactor en la Luna es gigantesco. Y aún quedan muchas preguntas sin respuesta. “Se empieza a hablar de SMR, pequeños reactores modulares capaces de generar energía en una versión compacta”, indica Xavier Pasco. “Pero también hay que asegurarse de que funcionen bien en condiciones extremas de temperatura, disipar el calor… Hay grandes cuestiones que no están resueltas”, dice.

“Esto requerirá el desarrollo de tecnologías específicas”, afirma Paul Wohrer. “En particular, en términos de capacidad de refrigeración de los reactores, ya que los reactores que conocemos en la Tierra se refrigeran con agua. Sin embargo, no hay forma de hacer circular el agua de manera inteligente en la Luna”.

Las cuestiones relativas al transporte del uranio y los posibles peligros que entraña el despliegue de la energía nuclear en el espacio también quedan por aclarar. Y ante la falta de respuesta a estas preguntas, es difícil saber si se podrán cumplir los plazos anunciados por la NASA. «Según todos los especialistas, 2030 parece una fecha extremadamente optimista», afirma Xavier Pasco.

Una carrera contra China

Sin embargo, al fijar este objetivo para 2030, Estados Unidos acaba de confirmar sus intenciones de adelantarse a la competencia de Pekín en la carrera espacial. En la directiva consultada por Politico y la Agencia France-Presse, el administrador interino de la agencia espacial estadounidense, Sean Duffy, recuerda que “desde marzo de 2024, China y Rusia han anunciado al menos en tres ocasiones su intención común de instalar un reactor en la Luna a mediados de la década de 2030”. Un reactor que les permitiría luego implantar y alimentar su proyecto común de Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS).

“China parece más avanzada que Rusia en el ámbito espacial”, afirma Paul Wohrer. La carrera por los vuelos tripulados a la Luna es, según el responsable del programa espacial del Ifri, “la principal prioridad de la NASA en esta confrontación geopolítica entre Estados Unidos y China”. Para Xavier Pasco, el reciente anuncio de la NASA ilustra “el interés de su actual dirección, que es una dirección política, por mostrar que hay un impulso” y que la agencia desea invertir “en este programa de forma decidida y estable.

La energía nuclear en el espacio, una idea que ya viene de lejos

La idea de utilizar reactores nucleares lejos de la Tierra no es nueva. Desde hace varias décadas, la NASA y otras agencias espaciales utilizan la energía nuclear para misiones espaciales. Ya en la década de 1960, la agencia estadounidense puso en marcha un programa de investigación para desarrollar un sistema de propulsión nuclear térmica para cohetes. “Habían avanzado bastante en las pruebas, había un modelo que estaba casi listo para volar en aquella época”, explica Paul Wohrer.

Xavier Pasco añade que “las naves espaciales ya han utilizado tecnologías nucleares, por ejemplo, para sondas científicas muy lejanas. Incluso ha habido satélites soviéticos que han utilizado reactores nucleares en el espacio”.

El proyecto de desarrollar reactores nucleares para misiones de larga duración “volvió a ponerse sobre la mesa a principios de la década de 2010”, continúa Paul Wohrer. Se trata de un programa denominado “Kilopower”, que se centra “en el desarrollo de reactores nucleares para misiones lunares o futuras misiones marcianas”.

El uso de la energía nuclear en el espacio autorizado por la ONU

En el derecho internacional, nada prohíbe hoy en día el despliegue de la energía nuclear en el espacio. Según los Principios relativos a la utilización de fuentes de energía nuclear en el espacio, derivados de una resolución de la ONU de 1992, “la utilización de fuentes de energía nuclear en el espacio” debe, sin embargo, “limitarse a las misiones espaciales que no puedan realizarse razonablemente con fuentes de energía no nucleares”.

El documento, que ya menciona el uso de reactores nucleares, especifica que estos pueden utilizarse “en el caso de misiones interplanetarias”, “en órbitas suficientemente altas” y “en órbitas terrestres bajas, siempre que se mantengan en una órbita suficientemente alta después de la parte operativa de su misión”.

En cuanto a las posibles apropiaciones territoriales en la Luna, el Tratado de las Naciones Unidas sobre el Espacio, de 1967, afirma que ningún país puede apropiarse de la Luna y sus territorios. Sin embargo, indica que “los Estados partes en el Tratado […] continuarán sus actividades […] teniendo debidamente en cuenta los intereses correspondientes de todos los demás Estados partes en el Tratado”.

En la directiva consultada por los medios de comunicación estadounidenses, el administrador interino de la NASA se muestra preocupado y asegura que “el primer país” que instale un reactor nuclear en la Luna “podría declarar una zona de exclusión, lo que impediría considerablemente a Estados Unidos establecer la presencia prevista en el marco del programa Artemis”.

En 2020, los acuerdos Artemisa, impulsados por Estados Unidos y firmados por 56 países, entre ellos Francia, pero ampliamente cuestionados por China y Rusia, que no los firmaron, preveían la creación de “zonas de seguridad” en la Luna para evitar interferencias de otros países. En otras palabras, el primer país en instalar un reactor nuclear en la Luna podría intentar limitar las operaciones de otros Estados en los sectores en los que está presente. Esto podría reactivar, más que nunca, una verdadera carrera espacial.

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