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Las tensiones entre EE. UU. y Venezuela han alcanzado un punto crítico con amenazas de acción militar y despliegues estratégicos de parte del presidente Trump.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió este viernes, 5 de septiembre, que los aviones venezolanos que representen una amenaza para las fuerzas estadounidenses en el Caribe podrían ser derribados, tras un sobrevuelo de cazas venezolanos sobre un buque estadounidense, calificado por el Pentágono como un “movimiento altamente provocador”.
(Lea también: “Departamento de Guerra”: Trump tomó radical decisión con el Pentágono y provoca a enemigos)
En respuesta, EE. UU. desplegó 10 cazas F-35 a Puerto Rico, según fuentes cercanas a la AFP, mientras el presidente venezolano, Nicolás Maduro, llamó al diálogo, asegurando que “ninguna diferencia justifica un conflicto armado”.
Trump, en una declaración desde el Despacho Oval, afirmó: “Si nos ponen en una situación peligrosa, serán derribados”. Dirigiéndose al secretario de Guerra, Pete Hegseth, tras rebautizar el Departamento de Defensa como Departamento de Guerra, añadió: “Si vuelan en una posición peligrosa, pueden tomar las decisiones que crean adecuadas”.
La tensión se intensificó tras un ataque estadounidense el martes, cuando un misil destruyó una embarcación venezolana presuntamente vinculada al narcotráfico, dejando 11 “narcoterroristas” muertos, según Trump. Washington acusa a Maduro de liderar una red de narcotráfico, elevando la recompensa por su captura a $50 millones.
Maduro respondió en un acto con militares: “Con todo respeto le digo al señor presidente Trump: aquí Venezuela se respeta y Venezuela respeta para que la respeten”. Negó las acusaciones, afirmando que “Venezuela es un país libre de producción de cocaína y combate el narcotráfico”. Aunque los informes de la ONU no señalan a Venezuela como productor de coca, expertos destacan su rol como plataforma de distribución, según el Departamento de Estado.
El despliegue de los F-35 en Puerto Rico se produjo horas después del sobrevuelo venezolano, mientras EE. UU. refuerza su presencia en el Caribe. Trump aseguró que “el tráfico de lanchas en esa zona ha bajado sustancialmente” tras el ataque del martes, que marcó un precedente al usar fuerza letal en lugar de operaciones policiales tradicionales.
La acción se ampara en leyes antiterroristas post-11 de septiembre, que permiten a EE. UU. atacar objetivos globales, tras clasificar a grupos como el Cartel de los Soles y el Tren de Aragua como “narcoterroristas”.
Paralelamente, el secretario de Estado, Marco Rubio, realizó una gira por México y Ecuador, donde firmó alianzas contra el crimen organizado y la migración ilegal. En Quito, junto a la canciller ecuatoriana Gabriela Sommerfeld, Rubio afirmó: “Los gobiernos aliados nos ayudarán a encontrar a estas personas y a hacerlas estallar si es necesario”. En México, insistió en que la “eliminación física” es la única forma de detener a los carteles, según Reuters.
Además, en una muestra de poder, el presidente Trump firmó un decreto que rebautiza el Departamento de Defensa como el Departamento de Guerra, un cambio simbólico que busca proyectar una imagen de fortaleza en un contexto marcado por tensiones geopolíticas.
La respuesta de Nicolás Maduro dejó clara su postura frente a lo que considera una obstinada intromisión por parte de Estados Unidos en los asuntos internos de su nación y la región. “Estados Unidos persiste en un plan para imponer un cambio de régimen violento, no solo en Venezuela sino en toda América Latina y el Caribe”, denunció el ilegítimo presidente en una transmisión de la Venezolana de Televisión, durante un acto de activación operativa de la Milicia Nacional Bolivariana.
Según Maduro, la gestión del presidente Donald Trump, busca desestabilizar Venezuela impulsando un cambio de régimen, situación que el presidente venezolano considera un grave error. En este sentido, Maduro desestimó las acusaciones relacionadas con la vinculación de su país con el narcotráfico, argumento empleado por Washington para justificar la presencia militar en la zona. Al respecto, el presidente venezolano fue rotundo: “Ellos (EE.UU) son los buenos y nosotros, los latinoamericanos, somos los malos en su película de Hollywood”.
Frente a su postura de defensa, Maduro citó la fase de “lucha no armada” en la que se encuentra el país, la cual involucra dimensiones políticas, comunicacionales e institucionales. Pero fue claro al señalar que en caso de una agresión directa, “pasaríamos a una etapa de lucha armada planificada y organizada”, en defensa de la paz y soberanía del país.
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