Siria mide en las urnas su “experimento político” entre esperanza y recelo

Mundo
Tiempo de lectura: 7 min
por: 

France 24 la componen cuatro cadenas mundiales de información continua (en francés, árabe, inglés y español), que emiten las 24/7 en 355 millones de hogares en los 5 continentes. France 24 cuenta con 61,2 millones de telespectadores semanales (medición realizada en 67 países de los 183 en los que se emite al menos una de las cadenas) y es el primer canal internacional de noticias en el Magreb y en África francófona. Su redacción, compuesta de 430 periodistas con más de 35 nacionalidades distintas, ofrece desde París un enfoque francés sobre el mundo y se apoya en una red de 160 corresponsalías que cubren prácticamente la totalidad de los países del mundo.

Visitar sitio

Las elecciones parlamentarias de este domingo se celebran en un momento en que el régimen intenta proyectar una imagen de estabilidad hacia el exterior. Sin embargo, la falta de competencia real, el escepticismo ciudadano y el peso de la crisis económica y política ponen en duda su capacidad para impulsar un cambio político efectivo.

Las elecciones parlamentarias de este domingo se celebran en un momento en que el régimen intenta proyectar una imagen de estabilidad hacia el exterior. Sin embargo, la falta de competencia real, el escepticismo ciudadano y el peso de la crisis económica y política ponen en duda su capacidad para impulsar un cambio político efectivo.

Es una mañana templada en Jaramana, en los suburbios de Damasco, y el bullicio cotidiano parece ajeno a cualquier cita política. Las panaderías están llenas, los taxis zigzaguean entre callejones atestados y los vendedores ambulantes ofrecen café y manakish como cualquier otro día. Pocos mencionan las elecciones parlamentarias que se celebrarán mañana domingo; algunos ni siquiera saben que se acercan. No hay carteles electorales en las calles, ni grandes mítines, ni rostros sonrientes pidiendo el voto. La política sigue siendo un asunto difuso, que se filtra más en las conversaciones privadas que en el espacio público.

En un café discreto, Hanin, una joven drusa de 28 años, hojea un periódico con la lista de consejos electorales. Habla con cuidado, midiendo las palabras como si caminara sobre una cuerda floja.

Leer tambiénLas claves de las primeras elecciones legislativas en Siria tras la caída de Al-Assad

“Aquí hay un porcentaje muy alto de gente educada, familias que han apostado por el estudio como salvación”, dice. “Pero también hay mucho resentimiento entre comunidades. Los niños han crecido viendo asesinatos, limpieza sectaria, desplazamientos. Eso se les ha quedado grabado. Si no hay un cambio profundo de mentalidad, temo que muchos repetirán ese ciclo como adultos”.

Cuenta que, en la calle, a veces clasifica a las personas casi por reflejo. “Veo a un suní y pienso: este tipo quiere que me quede para siempre en Suecia. Pero cuando hablo con él, resulta ser alguien amable, con ideas limpias, que quiere un país para todos. Entonces me doy cuenta de que hay mucha más conciencia de la que se ve. El problema es que no tenemos poder para expresarnos. No hay garantías de seguridad si dices lo que piensas”.

Su reflexión resume una sensación extendida: Siria ha cambiado, pero el miedo no ha desaparecido del todo. La guerra transformó la sociedad, y ahora las elecciones se presentan como una prueba para ver si esas transformaciones desembocan en una nueva cultura política o si se limitan a un ajuste superficial.

“Ya no tengo miedo”

En Qudsaia, en los suburbios de Damasco, Mohamed, de 34 años, cuenta que desertó del Ejército hace más de una década. Vivió en Sudán y Turquía como refugiado antes de regresar recientemente. “Ya no tengo miedo”, dice con una mezcla de alivio y cautela. “El nuevo gobierno ha aprobado amnistías parciales para los desertores, que era mi mayor temor. Antes, si volvía, podía acabar en el frente en cuestión de semanas. Ahora tengo esperanzas. Siento que por fin puedo tener un futuro aquí”.

Para él, estas elecciones parlamentarias son “un nuevo experimento”. Tiene la expectativa de que el país empiece a organizar su vida política de otra manera. “Quiero ver si este proceso es realmente digno, si es libre. Los sirios merecemos algo mejor. Ya no es solo sobrevivir; queremos vivir de otra forma”.

Rasha, activista y universitaria en Damasco, interpreta este momento como un umbral. “Pasamos de un régimen dictatorial a una sociedad política que también era autoritaria en su comportamiento, donde no podías opinar libremente. Ahora se abre un espacio. No perfecto, pero real”.

Su generación —jóvenes educados, muchos con experiencia fuera del país— ha empezado a abrir foros de discusión. “Queremos escuchar incluso a quienes antes gritaban y no toleraban la diferencia. Hay que darles espacio también. Es la única forma de construir un debate real. Analizarlo todo: la política, la sociedad, nuestras fracturas. Y escuchar. Eso es nuevo aquí”.

“Esta elección no es nuestra”

En los pasillos de la Universidad de Damasco, Firas, un joven ingeniero de 25 años, se muestra más escéptico. “Mientras haya un comité que seleccione a los candidatos antes de que votemos los ciudadanos, no será una elección real”, dice.

El Parlamento debería representar al pueblo, pero el pueblo no elige quién se presenta. Para mí, esta elección no es nuestra. Es un paso intermedio, sí, pero no es participación auténtica”, señala.

En la universidad, Layla, estudiante de último año, lo plantea con claridad: “Ojalá en el futuro las elecciones sean más directas, más abiertas. Que cada ciudadano tenga voz y que los más capacitados lleguen al Parlamento. No estoy segura de que eso ocurra ahora, pero hay que empezar en algún sitio”.

“Espero que este Parlamento represente a todos”

Ibrahim, comerciante de dulces en Babtouma, enciende la televisión mientras abre su tienda. “Espero que este Parlamento represente a todos, no solo a un grupo”, comenta con las noticias de fondo. “Queremos seguridad, que el país vuelva a respirar. No me interesa la política de partidos, me interesa poder abrir mi tienda sin miedo”.

La preocupación por la seguridad y la representatividad atraviesa las conversaciones. Aunque el Gobierno transitorio ha puesto fin al envío obligatorio al frente y ha relajado algunos controles sobre la libertad de expresión, el proceso político sigue profundamente mediado por estructuras locales y por los equilibrios sectarios y clientelares que se consolidaron durante más de seis décadas de régimen autoritario.

La ausencia de un censo electoral fiable ha llevado a organizar un sistema de votación indirecta: los ciudadanos eligen consejos locales que, a su vez, designan a los nuevos diputados. Este mecanismo limita la participación directa y deja en manos de actores locales —muchos ligados a redes de poder consolidadas— la selección final de los representantes. La diáspora, que suma millones de sirios, tampoco participa de manera significativa.

Leer tambiénAhmed al-Sharaa en la ONU: “Siria pasó de ser un exportador de crisis a una oportunidad para la paz”

A medida que se aproxima la votación, la vida en Damasco sigue su curso. No hay ambiente electoral en las calles ni grandes debates públicos, pero debajo de esa calma cotidiana se mueven percepciones, expectativas y frustraciones acumuladas. Las elecciones de este domingo no parecen destinadas a transformar el sistema de un día para otro, pero sí a medir el pulso de una sociedad que, tras años de guerra y desplazamientos, busca redefinirse.

Más que un cambio inmediato, lo que está en juego es si este proceso abrirá espacio para una cultura política distinta, menos basada en el miedo y más en el debate, la participación y el reconocimiento mutuo. En un país marcado por la fragmentación y el desgaste, la transición política dependerá menos de los comités electorales que de la capacidad de la sociedad para reclamar, poco a poco, un lugar en la esfera pública.

Temas Relacionados:

Te puede interesar

Nación

Pesadilla para pasajeros en El Dorado por delicado enredo; Gobierno Petro, en el ojo del huracán

Carros

Aterrizó en el país marca surcoreana que competirá con BYD y Toyota; estos son los precios

Nación

"No lo puedo creer": mamá de B-King quedó atónita por noticia que le dio Julio Sánchez Cristo

Nación

Tembló en Colombia esta madrugada y no fue el único sismo de la noche: "Rápida sacudida"

Sigue leyendo