¿Cómo eliminar el mal olor de los trapos de cocina?

El quehacer del hogar es algo de todos los días, pero la cuestión no es sólo mantener limpia la sala o el comedor, sino también que los utensilios para llevarlo a cabo permanezcan en buen estado, y uno de los más afectados puede resultar el trapo de cocina, ya que, al ser uno de los más usados, puede tener un olor desagradable. 

(Le puede interesar: Boda en Irak terminó en tragedia por incendio en el que murieron al menos 100 invitados)

El trapo de cocina es un elemento clave para limpiar superficies: desde la mesa, hasta la barra o la estufa, entre otros, y por esa razón es muy común que atrape malos olores; sin embargo, con estos tips ya no tendrás más ese problema, pues con estas claves tu trapo quedará como nuevo después de cada lavada.

Usa agua caliente

Al lavar tu trapo de cocina se recomienda que, además de usar jabón de trastes para quitarles la grasa, uses agua caliente, pues este elemento hace más fácil retirar la grasa y que quede más limpio, pero no sólo eso, ya que también elimina gérmenes y cualquier rastro de pelo o mal olor.

Enjuaga usando vinagre y bicarbonato de sodio

Luego de lavarlos con agua caliente y jabón, puedes optar por enjuagar tu trapo de cocina usando vinagre y bicarbonato de sodio, pues, debido a sus propiedades antibacteriales, ayudarás a eliminar más profundamente las bacterias que aún permanezcan en la tela.

Expríme bien el trapo y déjalo secar

Una vez que hayas lavado correctamente tu trapo siguiendo los tips mencionados anteriormente, exprime muy bien el trapo de cocina y déjalo secar al aire libre y con exposición directa a los rayos del sol. 

Dejar el trapo de cocina recién lavado para que se seque a la luz del sol es de gran ayuda para la limpieza, pues los rayos de sol, además de ayudar a la eliminación de los malos olores restantes, también tienen propiedades desinfectantes naturales para que quede como nuevo. 

Por último, no olvides asegurarte que tu trapo que completamente seco, sin ningún rastro de humedad, para luego guardarlo correctamente en un lugar cerrado, pues precisamente es la humedad la que puede favorecer el crecimiento de bacterias y al desarrollo de malos olores.