En Siria, los yihadistas serán integrados en el ejército regular

Combatientes islamistas procedentes de Estados Unidos, Bélgica, China y también Francia podrían unirse al ejército regular del nuevo presidente Ahmed al-Sharaa. Así lo anunció Washington a principios de semana.

Por Pierre Olivier

Habían partido hacia Siria para tomar las armas contra el régimen de Bashar al-Asad: varios miles de hombres, reunidos en facciones yihadistas y salafistas, a veces considerados terroristas por sus países de origen. En los últimos años habían prestado su apoyo a Ahmed al-Sharaa y a su grupo rebelde Hayat Tharir al-Sham (HTS). Hoy, estos combatientes están a punto de integrarse en el ejército regular. Más concretamente, en la división 84: el equivalente, en Francia, a la legión extranjera.

Nueva doctrina de Estados Unidos

Hasta ahora, el desarme de estas facciones yihadistas era una condición sine qua non para que los estadounidenses levantaran las sanciones contra Damasco. Pero disolver estos grupos también supone correr el riesgo de que los yihadistas se esfumen. Y tal vez preparen futuros atentados, a veces incluso contra sus países de origen. Esta es una de las razones por las que Washington ha cambiado de estrategia.

A principios de semana, el enviado especial estadounidense para Siria, Thomas Barrack, dio luz verde para que Damasco integrara a estos antiguos combatientes en sus tropas. “Mientras que antes varios países pedían a los yihadistas extranjeros que abandonaran Siria, ahora entienden que quizá les convenga más colaborar con el actual Gobierno sirio”, analiza Cédric Labrousse, doctorando en la EHESS y especialista en grupos armados en Siria. “Los occidentales prefieren que estos combatientes extranjeros se integren en las filas del ejército sirio. De este modo, permanecen bajo la vigilancia de las nuevas autoridades sirias. Si lo pensamos bien, es mucho más fácil de gestionar. Porque para las cancillerías occidentales e internacionales, es interesante mantener a estos combatientes en la zona”.

Un cambio de estrategia que beneficia al nuevo presidente sirio

La ventaja de esta nueva doctrina es que también le quita una espina a Ahmed al-Sharaa. Con estos nuevos combatientes aguerridos, el nuevo hombre fuerte de Siria aumenta los efectivos de su ejército. Y lo que es mejor, también representan una providencial fuente de ingresos para luchar contra aquellos que podrían desestabilizar a Ahmed al-Sharaa, como el Estado Islámico, que sigue presente en Siria. Por último, para los occidentales, también es una forma de impedir cualquier resurgimiento de la actividad de este grupo, al que consideran terrorista.

Sobre todo en el contexto actual, señala Cédric Labrousse. “Hace unas semanas, el Estado Islámico llamó a los combatientes yihadistas decepcionados con Ahmed al-Sharaa a unirse a ellos, en particular a los combatientes extranjeros. Por lo tanto, las cancillerías internacionales también tienen interés en que se regularice la situación de estos combatientes extranjeros. La idea es estabilizar a estos hombres y sus familias, con un sueldo militar, en lugar de verlos unirse potencialmente a otras fuerzas, como el Estado Islámico”.

Una Siria cada vez más aceptable

La población siria, por su parte, está preocupada por la idea de que miles de yihadistas se incorporen a las filas del ejército regular. Pero su poder de daño dentro del ejército sería bastante limitado, según los especialistas, sobre todo porque tendrían que estar adscritos a una división muy concreta.

Pero más allá del riesgo de que estos combatientes intenten adoctrinar a otros soldados, la integración de yihadistas extranjeros en el ejército sirio también tiene un valor simbólico. Con el beneplácito de Washington, esta nueva doctrina marca un paso más en el acercamiento de la Siria de Ahmed al-Sharaa a la comunidad internacional.