Blur enamoró a los bogotanos en un concierto lleno de nostalgia 'indie'

Si algo merecían los cerca de 17.000 espectadores que llegaron al coliseo era la entrega total de la agrupación europea.

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El recital de la banda sería el broche de oro a una noche en la que el fútbol había sido el preámbulo perfecto, con la victoria de la Selección Colombia ante Paraguay, en las Eliminatorias Sudamericanas al Mundial.

A las 9:00 p. m., Blur saltó al escenario para por fin cumplirles el sueño a los espectadores que aguardaron durante más de 34 años para presenciar uno de sus conciertos en Colombia.

Damon Albarn hizo retumbar el Movistar Arena con su impecable interpretación de ‘The ballad’ para abrir la noche. Con su habitual presencia escénica, también puso a vibrar a los bogotanos con ‘St. Charles Square’ y ‘Beetlebum’.

La fría noche en las afueras de la arena se convirtió en un cálido momento en su interior cuando, con emoción y desenfreno, sonaron los primeros acordes de la guitarra de Graham Coxon en ‘Coffee & TV’. Si bien  algunos fans se quedaron esperando “Out of time”, no pudieron contener sus gargantas cuando Albarn salió del escenario y se fundió con algunos seguidores en medio de ‘Country house’.

Pero aún quedaban momentos inolvidables. Blur invitó a una fan a subir al escenario para interpretar ‘To the end’ y, posteriormente, la locura colectiva se desató con el estridente ‘reef’ de uno de los himnos más esperados de la noche: ‘Song 2’.

Una vez culminó el ‘encore’ y Damon Albarn, Alex James, Dave Rowntree y Graham Coxon tomaron aire luego de verse extenuados (no solo por la altura) dejando el alma sobre la tarima, para salir por segunda vez.

Fue el momento de corear ‘Girls & boys’ junto con Albarn, quien volvió a unirse con los asistentes en la tribuna para darles un regalo inolvidable. Bajaron los decibeles de la voz, pero no la emoción del público bogotano para cantar ‘Tender’.

‘The Universal’ fue la última canción que Blur le dedicó a sus fanáticos en el país, antes de abrazarse y agradecerles por acompañarlos en un concierto mágico y cargado de nostalgia por los años en los que muchos añoraron verlos en vivo.