'Youtuber' dice cuál es el peor error de los latinos en EE. UU. al comprar su primer carro

La comunidad latina en Estados Unidos crece a diario, con la llegada de miles de personas cada mes que cruzan las fronteras ya sea como ‘mojados’ o con una visa legal y deciden quedarse en ese territorio.

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Una buena parte de las personas que quiere cumplir el sueño americano, trabajan en labores que no necesariamente tienen relación con sus profesiones, como es el caso de una psicóloga colombiana que gana cuatro veces más dinero allí mensualmente siendo mesera, que lo que devengaba ejerciendo su profesión en el país.

‘Youtuber’ Óscar Alejandro y el peor error de latinos en EE. UU. al comprar su primer carro

Pero como dice el refrán popular: ‘No todo lo que brilla es oro’. Algunos latinos pierden el horizonte por buscar avanzar y terminan siendo presa de malas decisiones que resultan castigando su bolsillo.

Ese fue el caso del creador de contenido venezolano, quien vive en suelo norteamericano desde hace 8 años. En uno de sus videos comentó que luego de trabajar duro por un largo tiempo, ahorró 3.000 dólares que usó para comprar su primer vehículo en ese país.

Se dejó asesorar por un supuesto amigo, que trabajaba en un concesionario de carros. Por el afán de hacerse al vehículo y la confianza en esa persona, el ‘youtuber’ compró un carro usado que costaba 11.000 dólares y dio 3.000 de cuota inicial.

El gran problema es que el crédito que recibió tenía un 23 % de intereses, lo que era una tasa de usura ya que, normalmente, es del 3 % en ese país, aunque los inmigrantes deben hacer puntos para tener un récord crediticio mejor.

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Así las cosas, Óscar Alejandro fue engañado y un año después se dio cuenta que el auto que le habían vendido, había sido dado por pérdida total y reparado por completo para poder vendérselo en 11.000 dólares, pero el vehículo había sido degradado en su precio y realmente costaba 6.000.

Finalmente, el creador de contenido pudo vender ese automóvil tiempo después y le quedó la lección de que del afán solo queda el cansancio.