Con nuevo salario mínimo, para Uribe, ya no se necesita reforma laboral de Gustavo Petro

En el primer día hábil de 2024, el expresidente Álvaro Uribe madrugó a comentar el aumento del salario mínimo en Colombia que, por decreto del Gobierno de Gustavo Petro, quedó en 1’300.000 pesos más el subsidio de transporte de 162.000 pesos.

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Uribe mostró su conformidad con eso, pero advirtió que ya es suficiente, pues con ese incremento cree que también el Gobierno ya hizo en la práctica una reforma laboral. Para qué, entonces —se pregunta el exmandatario—, seguir con la reforma laboral que se tramita en el Congreso de la República.

En las cuentas de Uribe, con la reforma laboral que cursa en el Legislativo, “habría menos cumplimiento del salario mínimo, de las normas laborales, más informalidad y más pobreza”.

El expresidente considera que, de aprobarse esa reforma, una de las que tiene colgadas todavía el Gobierno en el Congreso, se provocaría un “pánico inversionista”, lo que derivaría la drástica caía del empleo formal.

Esta opinión de Uribe se entiende porque su gobierno tuvo como una bandera el fortalecimiento de la confianza inversionista al lado de su política de seguridad democrática.

El pasado 14 de diciembre del 2023 en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes fueron aprobados 16 artículos de esa reforma laboral que en total tiene 98. Es decir que todavía faltan 82 por debatirse.

Pero Uribe pone también en duda el mejoramiento del ingreso de los trabajadores con el aumento del salario mínimo en 12 %, pues considera que se verá seriamente afectado por los altos impuestos que pesan sobre los colombianos.

Este año, por ejemplo, y sin que eso lo plantee expresamente el expresidente, se produciría el último incremento en el precio de la gasolina, que comenzará a fluctuar con el valor internacional, lo que podría subir el costo de la canasta familiar.

Por otra parte, este año entrará en plena vigencia la reforma tributaria (la única que ha podido sacar adelante Gustavo Petro) que grava a amplios sectores de la población, y para la cual ya el presidente Petro planteó una nueva reforma, según él, con el fin de que las empresas no se vena tan perjudicadas, sino para que los más ricos paguen más.

Esa canasta familiar también se verá afectada con el incremento del costo de los peajes en todo el país, que había sido congelado, para muchos, de manera errónea por el Gobierno. En principio, lució como un beneficio, pero a la postre resultó ser una medida populista que este año pasará su verdadera cuenta de cobro.

Finalmente, Uribe considera que el tema de los impuestos “tan altos” se opone a la inversión privada, factor determinante en el crecimiento económico del país que repercute en la clase trabajadora.