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Bastan cinco minutos con los dedos en el agua para que comiencen a aparecer unas arrugas particulares en los dedos. Por ejemplo, si estás mucho tiempo en la piscina, lo más seguro es que tus manos se verán diferentes por un tiempo.
¿Por qué ocurre esto?, según el diario británico BBC, la explicación sencilla es porque se trata de una reacción bioquímica, un proceso osmótico en el que el agua arroja una serie de componentes en la piel, dejando una zona reseca y arrugada en su lugar.
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Sin embargo, los científicos sabían que la reacción no era un simple reflejo y los cirujanos se dieron cuenta de que si eliminaban ciertos nervios de los dedos, estos ya no se arrugaban.
El neurobiólogo Mark Changizi, citado por BBC, cree que hubo una adaptación e hizo la metáfora de pensar estas arrugas como llantas de los neumáticos. En condiciones secas, los neumáticos lisos se agarran mejor al asfalto, pero bajo la lluvia, las bandas de rodamiento son más seguras.
Este ejemplo funciona para explicar que los dedos arrugados podrían tener una razón de ser. Las arrugas podrían facilitar el agarre en condiciones tanto húmedas como secas.
Un equipo de científicos de la Universidad de Newcastle trató de encontrar la relación entre los dedos arrugados y el agarre. Por eso, reunieron a 20 participantes, unos con los dedos lisos y otros con los dedos arrugados, para que hicieran una tarea sencilla.
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Debían mover 45 objetos, como canicas de diferentes tamaños de un contenedor a otro. Se demostró que los participantes con los dedos arrugados lograron recoger los objetos más rápido, por lo que esto sí puede dar un mejor agarre.
Esto sugiere que los dedos rugosos, tanto de los pies y de las manos, es un rasgo evolutivo.
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