Rob Greenfield se preguntó qué pasa con la basura que producimos y decidió hacer este sencillo experimento. Creó un traje especial y cada vez que consumía algo, introducía en él los empaques, informó La silla rota.
Envoltorios de comida, volantes, cajas y empaques de productos de aseo, pitillos y vasos son algunos de los desechos que acumuló día a día.
El solo hecho de estar vivos hace que todos los seres humanos generemos una gran cantidad de kilos de basura al año, sin embargo, casi nunca pensamos en ello y vivimos como si nada pasara.
Tiramos la basura a las canecas y nunca más volvemos a saber de ella. Los ríos y los mares son la prueba de que debemos preguntarnos a dónde van a parar nuestros desechos.
Este fue el resultado del trabajo de Rob:
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