El popular bloguero y comediante estadounidense Roman Atwood, decidió dirigirse a una playa de Estados Unidos para jugarle una broma bastante asquerosa a los bañistas.

Allí se acercó a varios grupos de mujeres y hombres que se paseaban por el lugar, sosteniendo en sus manos un muñeco que lucía muy parecido a un zorrillo real, con el que ocultaba una pistola de agua.

Después de estar muy cerca de los bañistas, Roman accionaba la pistola, haciéndoles creer a las víctimas que habían acabado de ser rociados con el fétido olor que lanzan los zorrillos.

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