Podemos estar a favor o en contra de los acuerdos de la Habana pero NO con el hecho de que nos estamos jugando la vida como país y el destino de nuestros hijos en el plebiscito de este domingo.

Y si no es aún una paz “duradera y estable”, pues la firma de los mismos son apenas la cuota inicial de una paz posible ya que es “solo” el fin del conflicto con el aparato tradicional de la violencia en Colombia, las Farc, Sí es claramente decidir SI le apostamos a que la tregua de violencia y terrorismo que hemos vivido este año sea permanente o pasajera como parte de este paréntesis de locura que nos permitiría al menos la serenidad mental para ver como empezamos a construir la verdadera y duradera paz.

¡Qué paradoja! ¿Quién iba a pensar que llegaría el día en que Colombia fuera más segura que Europa o EE. UU .al menos en lo que a percepción, bombas, muertos y atentados terroristas se refiere.

Por estos días gozamos de una tranquilidad innegable y real resultante de la tregua unilateral inicialmente, de la firma del fin de hostilidades con las Farc en junio (Si no, recuerde la escalada terrorista de finales del año pasado al romperse la tregua) y ahora del acuerdo final final.

Una experta en seguridad me la describía como el aire. Respiramos hasta un millón de veces cada 24 horas pero solo cuando nos falta (aguante un minuto sin respirar bajo el agua…) reparamos  en su necesidad.

Parecido a lo que se siente y vive por estos días en Francia, Alemania, Bélgica, Japón, Turquía… y hasta los EE. UU. con la seguridad… Se le fue el aire de su proverbial  tranquilidad al Viejo Mundo que nosotros añorábamos hace décadas.  Algo como lo que les pasa a los hermanos venezolanos a quienes el hambre les recuerda el pan y  cruzan a Colombia en masa en pos de él.

Pero no es la única paradoja. La otra gran contradicción es que mientras los líderes del mundo unánimemente comenzando por el Papa Francisco –líder de una Colombia mayoritariamente católica-, las Naciones Unidas, la Unión Europea en pleno, Barack Obama y los EE.UU, además de los presidentes de Latinoamérica y los organismos de crédito mundial que se van a meter la mano al dril apoyan decididamente el fin del conflicto con las Farc y el inicio de una paz posible. Dentro de Colombia hay una división, polarización y  apasionamiento extremos en torno al Si y al NO atizados desde lo más alto por sus expresidentes.

Y allí también hay contradicciones pues TODOS le han apostado al huevito de la paz. Pastrana en su intento desnudó y dejó sin piso político a las Farc en un fallido proceso pero a un muy alto costo.

Sin haber firmado nada definitivo les entregó el Caguán y le abrió a Uribe, que también intentó empollarlo, la puerta entregándole el Plan Colombia para arrasarlos con su pax romana.

Tuvo ocho años para borrarlos de la faz de la tierra pero la realidad es que  no pudo. (Como no pudo Francia ni EE. UU. con el ‘vietcong’, ni Rusia ni EE. UU. con los talibanes en Afganistán, ni el imperio británico con el IRA).

Y los pocos golpes contundentes que les dio se los propinó su exministro de Defensa y hoy sucesor quien al menos los concretó, sentó 4 años y NO los dejó hacer conejo. Pero sentados en el banco y ya NO jugándosela de titulares quieren ahora haciendo de tardíos directores técnicos, marcar los goles que en su cuarto de hora NO anotaron, o evitar los que les metieron.

Y la más triste de todas. Mientras la mayoría de las víctimas y sus familias han dado ejemplo de perdón habiendo llorado, sufrido, perdido seres queridos y vidas cercanas, nosotros los afortunados intocados, espectadores de la guerra o la violencia tememos perder nuestro statu quo, privilegios, pecunios, prebendas, comodidad, confort y nos da urticaria pensar en ver  al enemigo –con el que normalmente se hace la paz NO, con los amigos- dentro de “nuestra” sociedad.

Siempre pensando a la colombiana miramos más que le dan al vecino y no que vamos a ganar nosotros. (¿Será que Santos va por el Nobel?). Hasta los partidos tradicionales temen la competencia en la arena democrática de las Farc porque saben que con la determinación con que hicieron la guerra harán ahora la lucha política.

Este del domingo 2 de octubre es nuestro brexSI(NO)t.

Gran Bretaña fue a las urnas y decidió salir de la UE  por el orgullo de las viejas generaciones de volver a la independencia del antiguo imperio mientras las nuevas derrotadas se quedaron añorando un futuro globalizado y mancomunado.

Y ya es tarde. No hay marcha atrás. La misma UE les pidió que se fueran rapidito. Que NO nos pase lo mismo como país ahora que al fin tenemos cara de ser uno posible y viable. Al menos sepamos bien a que nos atenemos si votamos  SI o NO. Y NO nos arrepintamos.

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