’50 % amor, 50 % ingredientes naturales’ es el lema de este restaurante que hace poco abrió su segunda sede en la calle 97.

El Cebollero maneja un concepto de perros calientes artesanales, en el que el chef prepara desde cero las salchichas, utilizando sabores y combinaciones que lo dejarán boquiabierto. Además, no manejan salsas, sino encurtidos que ellos mismos preparan (chimichurri, mostaza de la casa, chipotle, pimentones, cebolla ocañera y rábano).

Tuvimos la oportunidad de probar las arepas con hogao de entrada, y son espectaculares. Vienen con queso paipa, costeño, cheddar y queso crema, acompañadas, obviamente, con hogao. Son supersuaves y los quesos están perfectamente derretidos, lo que hace que este plato sea irresistible. También tomamos la crema de temporada, que en este caso fue de zanahoria con jengibre y queso gratinado… Su sabor, olor y textura nos dejó sin palabras.

De plato fuerte ordenamos tres perros calientes: Nemocón (el clásico de la casa), Cota y Zipaquirá. La salchicha del primero está compuesta por cerdo marinado en jengibre, panela y soya, con un puré de aguacate de ‘topping’.  El Cota es perfecto para los amantes del picante, pues la salchicha tiene res marinada en tamarindo y chiles, acompañada con mango biche. Por último, el Zipaquirá es ideal para los vegetarianos y veganos, ya que su base está hecha de lenteja y papa, y encima trae pomodoro y zanahorias rostizadas.  *En este punto la boca ya se le debió hacer agua*.

Los tres estaban buenísimos y no diría que uno es mejor que el otro, pero lo que nos mató fueron las papas de arracacha que acompañan todos los platos.  Crocantes y con un sabor dulce/salado, sobresalen sin lugar a dudas.

Finalmente, y como es de costumbre, no podíamos irnos sin probar el postre. Un ‘mouss’e de aguacate, lulo, sal y limón nos sorprendió por su originalidad y sencillez. Aunque estaba rico, no nos acostumbramos a la idea de que un aguacate sea considerado dulce. Preferimos lo clásico: una torta de chocolate, un brownie con helado o un cheesecake.

Con El Cebollero no hay pierde. Sale encantado sí o sí. Si no ha ido, asegúrese que este sea su próximo destino en su ruta gastronómica.

Presupuesto: 20.000 pesos (para todo lo que trae, es baratísimo; otro plus).

Nota: Las opiniones expresadas solo comprometen a su autor y no pueden considerarse una posición oficial de Pulzo.com.

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