Las relaciones perfectas no existen. Todos cometemos fallos y lo interesante de las parejas es que nos permiten aprender y ser mejores; aunque no siempre esto es sencillo. Una infidelidad es algo que rompe muchas veces la confianza de la pareja y supone el fin de muchas relaciones. Lo interesante es que con la infidelidad también se aprende, hace más maduros a quienes la superan, y también enseña que las relaciones perfectas no existen. Tampoco existen las mujeres perfectas, ni los manes perfectos. Todo el mundo es susceptible de sufrir la infidelidad en algún momento de su vida, y da igual si se tienen 20 o 50, si eres Shakira o si este es tu primer novio. Los cachos suelen ser complicados, aunque también nos vienen a decir algunas verdades que resumo en los siguientes titulares:

Ninguna relación se mantiene sola: todas están en evolución (unas van creciendo y otras decreciendo)

El que es infiel es susceptible de repetir (igual que el que come a escondidas el postre)

Los cachos son muestra de que hay momentos en los que la pareja quiere algo más, desea algo más y que no está dispuesto a controlar sus impulsos cuando está solo o sola.

Hay infieles por naturaleza e infieles por situación (y hay tantos infieles hombres como mujeres)

Cuando las parejas están entrando en crisis, una de las primeras señales de ruptura es la llegada de las terceras personas. Pero no es lo mismo una infidelidad con una persona nueva que con un ex, no es lo mismo una infidelidad en la misma ciudad por accidente, que una que incluye viajes, premeditación y gastos; y no es lo mismo una infidelidad que pasó en 2019, que una que se repite cada domingo.

Ojo con esta frase:

La infidelidad existe porque eso que estamos buscando no lo encontramos en nuestra pareja. No hay pócimas mágicas para evitar la infidelidad, pero en cuanto llega sabremos que nuestra relación está naufragando y nos está pidiendo rescate.

Superar una infidelidad es un trabajo complejo, pero es posible si se trabaja para ello y se vuelve a estructurar la relación, la comunicación de la pareja se convierte en la primera herramienta diaria de trabajo para salir a flote.

Aquí hay dos escuelas: la escuela de Te lo cuento todo, y la escuela de No te cuento para que no te duela. Tú sabrás de cuál eres sin que yo te lo tenga que decir.

Próximamente continuaré con la segunda parte de esta columna.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.