El Liceo Colombo es muy bonito, en el grado once hay 40 alumnos que han estado juntos desde hace muchos años, han visto pasar muchos profesores, directivos, consejeros, conserjes, etc.

En el curso hay de todo, hay alumnos muy brillantes, así como otros que no lo son tanto, alumnos muy creativos, otros alegres, otros pasivos etc. Pero entre todos hay tres que se han caracterizado por no ser “muy buenos” con sus compañeros, profesores y directivos.

Tito, Tato y Tuto, llamados los Tetos, además de ser los últimos de la lista, que está en orden alfabético por el nombre, son los tres más malos y perversos del salón. Ellos han golpeado a sus compañeros, los han extorsionado, los han escupido, les han robado libros, mediasnueves y dinero. Es más, le hicieron tanto bullying a un compañerito que este no volvió, se fue a estudiar a otro colegio.

Por otro lado, hace un año un compañerito desapareció sin dejar rastro. Los Tetos rompen vidrios, dañan los computadores con virus, vierten cemento blanco en tuberías, extorsionan a compañeritos y profesores, pinchan llantas de los carros del personal del liceo, a profesoras y alumnas de séptimo las toquetean y manosean… y lo peor es que les venden droga a los niños de primaria.

Muchos profesores y directivas intentaron solucionar esta situación. Se intentó con diálogo, con la amenaza de expulsión, con sanciones, pero en últimas los Tetos se mantenían en su posición y nunca se pudieron expulsar del liceo debido a diferentes causas y razones.

Ante esto, la nueva directiva llamó a los Tetos; les dijo que ya eran grandecitos, que llevaban mucho tiempo haciendo de malos, que lo mejor era el diálogo por las buenas, a través de una amnistía, y que si lo hacían les iban a dar muchas concesiones y gabelas.

Dadas las faltas desarrolladas durante todos estos años, se les ofreció a los Tetos el expiar sus culpas con un TERRIBLE castigo, que consistía en venir al colegio 4 domingos en la mañana de 9 a 12 para leer en la biblioteca.

Además, se les prometió beca para estudiar en la mejor universidad, se les prometió dinero para que costeasen su futura manutención y rumbita en la U, se les prometió un apartamentico amoblado cerca a la U, se les prometió carro a cada uno para que fueran clases (carrito usado, claro está), se les prometió que les iba hacer pasar el año con honores en medio de una majestuosa ceremonia, se les prometió trabajo en el colegio por las tardes, si ellos querían, haciendo de monitores e instructores de fútbol.

Para cerrar con broche de oro se les prometió renombrar la biblioteca bajo el nuevo nombre de Biblioteca Estudiantil los Tetos. Los Tetos ante tanta gabela aceptaron.

Por otro lado, Carlitos es un alumno promedio, que ocupa el puesto 22 y siempre ha sido considerado y respetuoso con sus compañeros, profesores y directivas. Aunque él no ha sido un destacado alumno, siempre ha seguido las reglas y normas; y en los últimos años se ha esforzado por estudiar y aprender, siempre pensando en un futuro mejor.

Infortunadamente Carlitos en su mezquina envidia cree que no es justo todo lo que sus compañeros de curso, los Tetos, recibirán si se compara a lo que él en últimas termina obteniendo por ser y haber sido como es.

En conclusión, los Tetos “enderezaron el camino para su bien y por el bien del Liceo Colombo”, mientras que el pobre Carlitos se envenena en su envidia y resentimiento. Cualquier parecido con la realidad es…

Nota: Las opiniones expresadas solo comprometen a su autor y no pueden considerarse una posición oficial de Pulzo.com.

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