Una vez el soldado recibió la orden del general Mario Augusto Valencia, jefe del Departamento de Planeación del Ejército, llevó a la invitada a una práctica en la cancha de tenis que queda al frente de la casa asignada al coronel Marino Valencia Rico, comandante de la Novena Brigada del Ejército en Neiva, según informó Noticias Uno.

En medio del juego, dice el noticiero, una “persona muy influyente de esa unidad militar” vio a la desconocida jugando con un soldado y “se disgustó tanto que ordenó que la señora abandonara el campo”.

La persona ‘influyente’ de la que hablan, según HSB Noticias, es la “esposa” del coronel Valencia, que al parecer “se creía la dueña” de la cancha.

Lo que no sabía esta mujer es que la jugadora estaba ahí por recomendación de un superior del coronel Valencia. Entonces, como la visitante decidió llamar al general para poner la queja, y este a su vez se comunicó con su subalterno para llamarle la atención por lo ocurrido, al final el que pagó los ‘platos rotos’ fue el soldado.

Así quedó registrado en una grabación, difundida por el noticiero, en la que se escucha al coronel Valencia madreando al militar y amenazándolo con mandarlo “a la mie&%$”.

Según Noticias Uno, el soldado fue a parar como castigo a un batallón en las selvas de San Vicente del Caguán, específicamente en la vereda Guayabal, en Caquetá.

Lo más infortunado de la denuncia es que el soldado en sus ratos de descanso le ayudaba a su mamá con la venta de tamales en Neiva.

Así las cosas, el comando de la Quinta División del Ejército emitió un comunicado en el que rechaza el comportamiento del oficial y anuncia que tomará acciones para que esta situación no se repita.

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